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José Castanedo y su cruzada cívica

El periodista José Castanedo hizo de su revista Minerva  (1929-1974)  una plataforma que impulsó, por décadas, su destacada labor como cronista de Mexicali y promotor del desarrollo de nuestra ciudad.

El periodista José Castanedo hizo de su revista Minerva (1929-1974) una plataforma que impulsó, por décadas, su destacada labor como cronista de Mexicali y promotor del desarrollo de nuestra ciudad. Su mayor aportación al periodismo y a la historiografía de Baja California es que llevó a cabo intensas campañas para que se hicieran obras en beneficio de nuestra entidad en todos los aspectos. Junto con periodistas como Fortino Dávila, Pablo Herrera Carrillo y José Antonio Rivera puso a Minerva al servicio de su lema de batalla: “Poblar es gobernar”. Castanedo creía, y en tal sentido fue un promotor incansable, que Baja California necesitaba poblarse con mexicanos para que no hubiera posibilidad de que fuera usurpada por nuestro vecino del norte. Por eso exigía que se construyeran vías de comunicación y de transporte que unieran a nuestra entidad con el resto de la nación mexicana. Lo más curioso es que fue el general Lázaro Cárdenas, un hombre de izquierda a quien nunca don José tuvo aprecio, el que llevó a cabo la construcción del ferrocarril Sonora-Baja California, reconquistó para nuestro país el valle de Mexicali y cerró los casinos de Tijuana transformándolos en escuelas.

En otro sentido, al paso de los años don José comenzó a percatarse de que él mismo y los individuos que lo rodeaban habían sido testigos de un acto histórico: la creación y desarrollo inicial de Mexicali, la única ciudad fronteriza que era a la vez capital de su entidad. Hacia mediados del siglo XX, Castanedo empezó a indagar y escribir sobre la historia de Mexicali y su valle, así como a recabar información de los primeros pobladores de nuestra comunidad. Era una carrera contra la amnesia que iba apoderándose de una generación que envejecía y moría a partir de los años cincuenta. Sin dolo ni malas intensiones, don José se dedicó en los últimos 25 años de su vida a realizar una crónica de su propia generación y de los aconteceres y sucesos en los que todos ellos participaron.

Como lo dijera en 1952, al escribir sobre los orígenes de Mexicali, José Castanedo buscó siempre aportar a los estudios históricos regionales “destellos de luz” que iluminaran, más allá de vaguedades, los recuerdos fijos de aquellos que vivieron los hechos relevantes de nuestra sociedad de frontera, los acontecimientos que conformaron nuestra identidad de mexicalenses. Y por ello, los textos que don José publicó en su revista Minerva es un inmenso tesoro que es necesario rescatar para discutir y debatir sus aseveraciones, para apreciar su interés por Baja California en general y por Mexicali en particular. Muchos de sus textos se basan en engaños y leyendas, pero también surgen de un sincero amor por esta península encantada que fue su hogar y su destino.

Sólo por eso hay que leer a José Castanedo, pues él representa la historia de Mexicali como mito y promesa, como manifiesto público y alegato espiritual. Un clásico de nuestras letras, sin lugar a dudas. En las páginas de su publicación podemos ver el transcurso histórico de la ciudad capital de Baja California, desde sus tiempos de crisis durante los años treinta, pasando por el cardenismo y sus obra ferrocarrilera, la aparición de los ejidos y la etapa de prosperidad económica de mediados del siglo XX, llegando finalmente a temas más culturales, como el origen de la canción Mexicali Rose, donde podemos apreciar que José Castanedo fue testigo prominente de los grandes acontecimientos regionales, que estuvo en el centro de episodios importantes para nuestra metrópolis.

Leer hoy, en este siglo XXI, a José Castanedo es leer la historia de Mexicali y sus hombres y mujeres que la hicieron posible desde el interior de la sociedad de frontera que hizo posible semejante historia de retos a encarar, de desafíos a superar. La suya es una hazaña de reportajes y artículos que iluminan cómo se vivieron los grandes acontecimientos de su época. De ahí que la lectura de sus textos nos sirva para ver a la historia regional como arenga cívica, como arrebato personal. La materia de lo humano que choca contra la realidad y la cambia para siempre. A veces a base de rieles construidos en pleno desierto a pura fuerza bruta. A veces a base de palabras que animan a una comunidad a no cejar en su empeño, a luchar hasta vencer los obstáculos que encuentran en su camino.

*- El autor es escritor, miembro de la Academia Mexicana de la Lengua.

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