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Español

El español es una lengua romance; eso quiere decir que es una lengua que proviene del latín, igual que el francés, el italiano y el portugués, por ejemplo...

El español es una lengua romance; eso quiere decir que es una lengua que proviene del latín, igual que el francés, el italiano y el portugués, por ejemplo. Desde sus inicios tuvo un fuerte carácter innovador frente a las restantes lenguas peninsulares hasta convertirse en la principal lengua de España. En la llamada Península Ibérica, que ahora se corresponde con los países de España y Portugal, convivían diferentes pueblos, celtas, íberos, tartesios, etc., sin unidad lingüística. En el siglo III a.c., el Imperio Romano llega a la Península Ibérica (conquistan una nueva provincia, a la que llaman Hispania) y trae su idioma, el latín. Más tarde, esta lengua clásica evolucionará hasta el español. Además de unificar política y jurídicamente la Península, los romanos la unificaron lingüísticamente: la lengua común para todos es el latín vulgar (que es la lengua que los soldados y los colonos trajeron a Hispania). Este latín vulgar será más tarde la base de las lenguas románicas de Europa, entre las que se incluye el castellano o español. Tras la caída del imperio romano, los visigodos llegan a España en el siglo V. Nos dejaron palabras como albergue, tregua, guardián. Los visigodos dominaron la península hasta 711, año en el que un ejército musulmán cruza el estrecho de Gibraltar y los derrota. Así Hispania se convirtió en un emirato o provincia del imperio musulmán, llamada AL-ANDALUS. Del siglo VIII al siglo XV en España habrá presencia árabe, aunque cada vez con menos intensidad, debido al empuje de los reinos cristianos. La España musulmana (sur del país), llamada Al-Andalus (hoy Andalucía). La presencia árabe deja abundantes huellas en el español. Algunos arabismos son: aceituna, albahaca, almazara, arroz, azafrán, gazpacho, alcalde, ajedrez, guitarra. Guadalajara, Guadalquivir, cifra, cero, asesino, ojalá, alcohol, almohada. En la España cristiana (al norte) el latín evoluciona en los diferentes idiomas romances: navarro-aragonés, astur-leonés, gallego portugués y castellano. Estos idiomas conviven durante siglos, pero a finales del siglo XI comienza un proceso de asimilación lingüística. El castellano nace en Castilla, en la España cristiana.

Al principio convive con otras lenguas peninsulares, pero el castellano acabará imponiéndose al resto. El reinado de Alfonso X, El Sabio (1252-1284) es un momento crucial para la historia del español. Castilla se ha convertido en un reino poderoso. Este rey decidió redactar obras en este nuevo idioma que no era apreciado por las personas cultas (por considerarlo una lengua del pueblo). Con esto se reconoció la importancia del español y se le consideró lengua oficial. Esto fue una verdadera revolución cultural. Para hacer los textos, el rey tuvo que «sistematizar la lengua», es decir, crear normas léxicas, morfológicas, sintáctica y ortográficas, «normalizar» la lengua. El español había nacido. En el siglo XV, el Renacimiento, con los Reyes Católicos (su unión supone la unión de los reinos de Castilla y Aragón), el castellano se impone definitivamente. 1492 es una fecha clave para el español; por una parte Antonio de Nebrija publica en Salamanca la «Grammatica«, primera gramática de la lengua española y primera gramática de una lengua europea. El avance del español es imparable y se estima que el 80% de los españoles lo habla en el siglo XVI. Durante este siglo y el XVII, la lengua evoluciona y se fija hasta convertirse prácticamente en la que hablamos hoy en día. Un avance tecnológico es importante en este proceso: la invención de la imprenta, ya que facilitó la uniformidad y la normalización del español. En 1713 se crea la Real Academia su fin era dar al español una norma definitiva y evitar todos los malos usos que pudieran adulterar el idioma con el paso del tiempo. En el idioma español existe el participio activo, ese gran desconocido, el cual no tiene género, es neutro. Para el caso de las mujeres, la persona que preside se llama presidente, no presidenta, la persona que intelige, es inteligente, no inteligenta. La persona que canta es cantante, no cantanta, la que ataca es atacante no atacanta. No deformemos nuestro idioma por un tema de género.

*- El autor es ex presidente de la Federación de Colegios de Ingenieros Civiles de la República Mexicana.

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