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¿Dónde estuvimos?

Hace unas semanas terminó el mandato de Vega de Lamadrid, lo he dicho y escrito antes, el gobierno estatal más corrupto e ineficiente del que se tenga registro en nuestro estado, no pretendo ser de esos que durante los últimos días “levantaron” la voz pero callaron casi todo el sexenio.

Somos lo que hacemos

Hace unas semanas terminó el mandato de Vega de Lamadrid, lo he dicho y escrito antes, el gobierno estatal más corrupto e ineficiente del que se tenga registro en nuestro estado, no pretendo ser de esos que durante los últimos días “levantaron” la voz pero callaron casi todo el sexenio; tampoco reconozco gracia alguna al haberme asumido como crítico de sus prácticas y estar trabajado, junto a unos cuantos, en la fundación del Sistema Estatal Anticorrupción, es simple obligación, uno simplemente hace lo que mamó en su casa, y a nosotros nos enseñaron a participar.

La pregunta obligada es ¿dónde estuvimos?, ¿dónde estuvieron los organismos empresariales?, ¿dónde los medios de comunicación que terminan, casi siempre, siendo cómplices del negocio de las finanzas públicas y la publicidad?, ¿dónde los organismos de la sociedad civil?; la respuesta es demoledora; estuvimos ausentes; lejanos y escondidos, pensando en la sinrazón de quedar bien al no decir ni señalar a nadie, en sonreírle a Bonfante, en darle el zalamero saludo a Rueda, reconociendo y procurando ser amigos de empresarios que sabemos son producto de la tranza y los arreglos en lo oscurito, sin levantarle una ceja a Bentley y a la absurda idea de un sindicalismo mal entendido, sin tener siquiera la baja estatura civil para encarar a los 21 lamebotas que en el congreso prefirieron entregar el cuerpo antes de defender ideales el pasado 8 de Julio.

¿Dónde estuvimos? Al ni siquiera haber cuestionado a los personajes más cercanos al ex gobernador por tener un doble agravio para con nuestra sociedad, el primero, haber participado de lo anterior, el segundo la falta de vergüenza al no haber renunciado a un equipo de trabajo, es un decir, que terminó en el mayor desprestigio posible.

Nuestros políticos no enloquecieron solos, los dejamos enloquecer, ello implica dos temas: no sólo somos sus víctimas somos sus cómplices y la solución no está en ellos, sino en nosotros; no en los políticos profesionales que sólo sirven a los intereses de sus partidos, a los de ellos y a los de sus cuates de ocasión.

Nuestro estado es la suma de lo que hacemos y de lo que hemos dejado de hacer, la frivolidad de nuestros gobernantes es equiparable a nuestro valemadrismo por la causa pública; hoy en día estamos pagando nuestra decidía al habernos conformado con una incipiente democracia electoral, conformándonos con el hecho de que nuestro voto cuente y no por lo que una democracia real significa, igualdad ante la ley. El día en que usted y yo podamos ser juzgados bajo las mismas premisas que el bajacaliforniano más humilde, ese día nos podremos ir a dormir sabiéndose con la satisfacción del deber cumplido, mientras tanto seguiremos siendo simples cómplices del status quo.

Es tiempo de plantarle la cara a nuestros problemas y dejar de ser parte de la queja estéril, dejemos de ser las plañideras de nuestro propio funeral y ganémonos el derecho a ser ciudadanos para que entonces seamos tratados como tales.

Se debe de trabajar en una agenda legislativa para adelgazar la pesada nómina estatal, así como una sólida agenda anticorrupción, evaluación de jueces y magistrados por organismos independientes, no por los grupos políticos de ocasión. Presidentes Municipales y regidores honorarios, con arraigo y fama pública, la calidad de los servicios municipales nada tiene que ver con los partidos políticos.

*El autor es empresario, ex dirigente de la Coparmex Mexicali.

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