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Cuando somos productivos

Con este asunto de la pandemia hay noticias francamente tristes como lo es el caso de las personas contagiadas.

 

"La desgracia del ser humano no es que se vaya a morir, es que no sabe vivir"

Víctor Hugo.

Con este asunto de la pandemia hay noticias francamente tristes como lo es el caso de las personas contagiadas, de las personas encargadas de la sanidad contagiadas, y más triste el caso de las personas que han fallecido.

Y a propósito de la muerte, en esta ocasión te invito estimado lector que filosofemos un poco al respecto. La muerte es el hecho más real y verdadero que enfrentará todo ser humano, no hay duda al respecto, pero es al que más evitamos comentar por sentido natural de supervivencia implícito en todo individuo.

Algunos conceptos

El pensamiento sobre la partida de este mundo nos debe llevar a plantearnos algunas cuestiones fundamentales: ¿quién soy?, ¿quién me ha puesto aquí?, ¿qué significa ser hombre, como debo vivir, que debo esperar después...?

Es por ello que se entiende muy bien a Platón cuando afirmaba que la filosofía es en el fondo una meditación sobre la muerte.

Y como después de morir real y efectivamente nadie se ha regresado a este mundo, Sócrates advertía de una manera bastante simpática lo siguiente: “temer a la muerte es creerse sabio sin serlo, pues es creer que se sabe lo que no se sabe”,

Además solemos pensar que la muerte acaba con todo, cuando no es así, nos explicamos: se rompen las cadenas moleculares y se derrumba el edificio biológico; uñas, carne, órganos, todo se transforma en polvo o cenizas. Pero el carácter de un hombre, de una mujer, sus intenciones, sus afectos, no pertenecen a su aspecto biológico, son realidades completamente diferentes.

Cómo es esto

Ya Platón lo sostenía esto último de la siguiente manera: el hombre es un alma inmortal que cabalga sobre un cuerpo mortal. El filósofo Max Scheler es más explícito: hay actos del ser humano que son independientes de su biología. La verdad o falsedad de un juicio que emite, o las leyes lógicas que rigen su pensamiento no dependen de su biología. Las actividades de recordar y esperar, que nos introducen en el pasado y en el futuro, rebasan también las condiciones temporales del cuerpo humano, que siempre están en el aquí y en el ahora. La intención de hablar o de andar, que pone en marcha mis piernas o mis cuerdas vocales, es muy diferente de dichas partes de mi cuerpo.

Scheler considera que la muerte viene siendo un cambio de escenario de representación de la persona, pero eso no nos da derecho de afirmar que la persona ha dejado de expresarse, quizá lo que ha ocurrido es que su expresión se ha hecho inaccesible para nosotros. 

A manera de conclusión

Bob Proctor, gurú del desarrollo personal, se anima a comentar que el verdadero deceso del individuo ocurre cuando deja de crecer, cuando deja de aprender, cuando deja de aportar. Es por ello que considera que el retiro absoluto como tal no debe existir, que el individuo no tiene por qué “retirarse” y dejar de generar. Puede seguir aportando en su, medio ambiente, lógicamente en la medida de sus posibilidades. Y creo que esto es muy válido si nos atenemos a que la verdadera felicidad radica cuando somos productivos, no cuando estamos descansando.

 

*- El autor es socio del Despacho Asesores Ballesteros.

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