Edición México
Suscríbete
Ed. México

El Imparcial / Columnas / Columna Mexicali

China nuclear

En su artículo titulado “La nueva era nuclear”, Andrew Krepinevich Jr. En la revista Foreing Affairs.

Por el derecho a la libertad de expresión.

En su artículo titulado “La nueva era nuclear”, Andrew Krepinevich Jr. En la revista Foreing Affairs, Volumen 101, Número 3, argumenta que la agresiva expansión de su arsenal nuclear de China, está modificando el balance existente que ha prevenido la guerra nuclear durante décadas, y que, por consiguiente, esto debería provocar un análisis sobre cómo prevenir una catástrofe en una nueva y peligrosa era atómica. Lo refuerza cuando asegura que hay imágenes de satélite que demuestran que China estaba construyendo 120 depósitos de misiles balísticos intercontinentales en el Desierto de Gobi, y después agregó otros 110 están en construcción en Hami, en la provincia de Xingjiang. Esta situación ubica a China como una tercera nación con un arsenal suficiente como para modificar en estado de cosas en este asunto. En el anterior paradigma, las dos únicas naciones con capacidad armamentista nuclear eran, sin lugar a duda, Rusia y los Estados Unidos. Las posibilidades de poder balancear y eludir un ataque nuclear eran muchas, pero al ser un sistema bipolar, o sea dos naciones enfrentadas, todos los momentos de alto riesgo fueron solucionados de manera pacífica. Ahora que China está invirtiendo en misiles nucleares de manera vigorosa, las cosas se vuelven perturbadoras por la dificultad de poder equilibrar a las tres poderosas naciones, con tres visiones diferentes.

Dadas las condiciones actuales, si se presentaran circunstancias de enfrentamientos nucleares, quién estaría en alto riesgo son los Estados Unidos, porque por su cercanía o vecindad, más la similitud de regímenes sociales que han experimentado, China y Rusia podrían convertirse en aliados. Aunque, tomando en cuenta que China desarrolla un intercambio económico amplio y vigoroso con Estados Unidos, y sus inversiones presentes y futuras están enfocadas hacia este país, entonces la alianza sería entre ellos, dejando fuera a Rusia. Estos son solo dos lógicos y muy elementales escenarios, pero la realidad es que existen otros factores que incidirían y determinarían otros muy diversos.

Cuando eran solo dos naciones con poder nuclear, estaba presente el concepto de Destrucción Mutua Asegurada, o sea, ambos países tenían la capacidad de infligirse daños totales devastadores. El ser el primero en disparar no aseguraba nada, ya que los misiles se cruzarían en el espacio, sin darles tiempo ni posibilidades de efectuar el segundo ataque. Pero, al final de cuentas, eran uno contra otro en ese sistema bipolar. Ahora que China está en la carrera armamentista con una capacidad de inversión extraordinaria, la situación se complica. Primero, porque en la eventualidad de un ataque nuclear, la prioridad fundamental será determinar de dónde viene el misil, cuál es su velocidad, dirección y el tiempo de respuesta que se tiene. Si la decisión tomada es equivocada, se tiene el enorme riesgo de ser el blanco de dos naciones poderosas, cuyos proyectiles lograrán un daño y una devastación total. Solo hay un 30 por ciento de posibilidades de acertar y 60 por ciento de equivocarse. En otras palabras, quién atacó no fue atacado y quién fue receptor del misil equivocado, se convierte en enemigo automáticamente. Este es el alto riesgo que provocará el sistema tripolar de naciones con poderío nuclear.

Lo grave de esta situación es que el monito de la guerra nuclear ya anda bailando en el concierto internacional. Una vez que Rusia, en su guerra contra Ucrania, lance el primer misil nuclear, el principio del fin de la Raza Humana estará iniciándose. ¿Nos tocará ver el destello de la primera explosión? ¿Seremos las primeras víctimas? Estar en ambos casos no es algo deseable. Vale.

*-El autor es licenciado en Economía con Maestría en Asuntos Internacionales por la UABC.

En esta nota