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Reflexión Universitaria

¿Cambios o inercias? Sin duda el próximo gobierno federal habrá de afrontar oposición e inercias y enfrentará también a un monstruo de mil cabezas, y en muchos casos, cabezas invisibles de grupos y personas que tirarán la piedra y esconderán la mano. Son considerables los intereses en juego que muchos grupos fácticos, otros empresariales o de liderazgos sociales, más los partidos políticos, que estarán al acecho de las acciones que emprenda el próximo gobierno. Nunca en la historia de México le habían exigido tanto a un gobernante electo como es el caso de AMLO, ya que antes de tomar posesión se le exige solución a todos los problemas que aquejan al país. Quieren que resuelva de inmediato problemas ancestrales mientras que al actual presidente no se le exige nada. En Baja California se están dando muestras para que no haya cambios, los grupos fácticos que se disputan el poder quieren continuar con esa dinámica para seguir haciendo lo mismo que han hecho toda la vida, “robar” y atracar las arcas del gobierno, distribuirse las obras que el gobierno construye y que son financiadas a través del gasto público, entiéndase es dinero público aportado por los contribuyentes. Hoy se está llevando a cabo un enfrentamiento abierto y hasta en los medios de comunicación entre la iniciativa privada y el gobierno por imponer al fiscal anticorrupción. Esta confrontación viene a poner al descubierto los grandes intereses que proliferan en este tipo de organismos en donde todos quieren sacar raja. Es una verdadera lástima que estas dos corrientes en disputa adopten poses de salvadores de la sociedad, pero lo que realmente desean es llegar para estar a la defensa de los intereses de los grupos a quienes representan y no de las mayorías del estado. La desvergüenza no tiene límites. El gobierno trata de imponer a un “fiscal anticorrupción” y los empresarios a otro. Esto “nació mal y terminará mal”. Una de las opciones para solucionar este embrollo es que se debería nombrar una nueva terna que surgiera de la sociedad a través de una nueva convocatoria para verdaderamente integrar un sistema anticorrupción social que dé certeza, independencia, imparcialidad y legalidad a todas las decisiones que tome este cuerpo colegiado. Tanto el gobierno como los empresarios se quieren “blindar”; ¿qué acaso han hecho mal las cosas?, ¿han malversado recursos del erario?, son preguntas que deben responder, pues uno no se explica por qué tanta insistencia para ganar la posición del “fiscal”. Los empresarios están en su derecho legítimo de aspirar a designar a uno de los suyos que los represente y los proteja en caso de haber ilícitos o contubernios con el gobierno. Tan es así, que han cubierto los espacios para protegerse de temas de contaminación ambiental, llegando a constituir organismos para no ser cuestionados por la sociedad; también aparecen otros organismos privados que cuestionan el uso de los recursos públicos y otorgando reconocimientos a quienes según su criterio han hecho bien las cosas, también aparecen barriendo las calles disfrazados de un interés por la sociedad, sin embargo, solo buscan “proteger” sus intereses. Antes, los empresarios y políticos estaban con el Prian, jamás imaginaron que Morena arrasaría en las elecciones pasadas; convivían en una simbiosis y componendas cubiertas de corrupción en la disputa por los contratos de obras públicas y proveedurías a los gobiernos. Hoy, ya no encuentran cómo acercarse al “amigo del amigo” para proponerles negocios a cambio de impunidad, esto se comenta no precisamente en secreto, el acercamiento de la clase empresarial con los que previsiblemente gobernarán Baja California. ¡Se tendrán que tranquilizar por que el cambio viene Veloz! El autor es economista egresado de la UABC.

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