Ecoanálisis
Es el nombre que le da a la Sierra de San Pedro Mártir la etnia kiliwa de Baja California. Significa “montañas arboladas”, que la botánica moderna nos dice ahora se trata de un bosque de origen boreal mixto, poblado principalmente de pinos, abetos, cedros y cipreses, uno de ellos endémico de esta sierra y el planeta. Entonces su nombre original y nativo está totalmente avalado ahora por la ciencia. Estoy hablando del libro de ese nombre, que es la historia natural y cultural de la Sierra de San Pedro Mártir. De varios coautores, fue coordinado por mis amigos y colegas, los doctores Everardo Garduño y Efraín Nieblas. Me tocó participar en los temas de fauna y servicios ambientales del bosque, y participan geólogos, biólogos, botánicos, antropólogos e historiadores, para lograr una obra sin precedentes, reunir en un solo libro el conocimiento generado a la fecha, inteligentemente sintetizado, e ilustrado con fotografías de primera. Múltiples gráficas ilustran el origen de la sierra, su edad y composición geológica y química. El concepto de “historia natural y cultural” lo gestamos Everardo y yo cuando investigamos para la realización del guión museográfico del Centro de Visitantes, Shuk toak, de El Pinacate, Sonora. Urdimos una metodología que nos permitiera tejer fino la ciencia dura con los estudios culturales y el resultado fue un éxito cultural y académico, a decir de expertos estadounidenses. A tal grado, que años después financiaron una ampliación que resolvimos de la misma manera. Con esa información publicamos el artículo académico arbitrado "Shuk toak. Historia natural y cultural de El Pinacate", disponible en varios bancos de datos académicos. Como producto de la segunda aplicación de esta metodología, Federico Godínez y yo publicamos el reporte técnico "Senderos ancestrales de la sal", que lleva ya 54 lecturas en Research Gate.com. Lo cual demuestra que el método creado y trabajado está rindiendo sus frutos. En este siglo XXI, la serranía martirense es el hábitat de la flora y fauna silvestre menos impactada por la civilización. Los únicos humanos que viven ahí son los guardaparques y los astrónomos del Observatorio Astronómico Nacional. Pero los historiadores participantes nos ilustran que históricamente, San Pedro fue hogar de montañeses kiliwas e incluso indígenas seris, lo cual constituye un misterio. Esta publicación se desprende de la exposición museográfica en el Museo del Parque, en la cual participamos y mi hermano Armando construyó los mamíferos mayores, como cimarrón, venado, puma y coyote, e incluye un elemento controversial: la cultura vaquera. Si bien ganaderos vecinos han pastoreado su ganado desde el siglo XIX, a partir de mediados del siglo pasado quedó prohibido por el decreto expropiatorio por causa de utilidad pública. No obstante lo anterior, tanto el Museo como el libro en comento nos muestran esta actividad primaria humana, con todos sus elementos culturales que no vemos en ninguna otra expresión cultural. "Semeel Jak. Historia natural y cultural de la sierra de San Pedro Mártir" es una obra que todo hogar bajacaliforniano debe tener en su biblioteca. El autor es investigador ambiental independiente.
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