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Diálogo empresarial

Restituir la moral pública La vez anterior comentaba en este espacio sobre la jornada electoral que recientemente vivimos y de la cual resultó electo presidente Andrés Manuel López Obrador y triunfante Morena como movimiento político. Señalaba dos elementos que siempre deberán estar presentes en el nuevo gobierno –a cualquier nivel, pues entiendo tiene mayoría federal, estatal y municipal, así como en las respectivas instancias legislativas–, la confianza democrática y el compromiso por actuar con transparencia. Pues bien, sigo reiterando esos conceptos, pero quiero mencionar lo importante que es que en breve tiempo se avance en la reconciliación ciudadana y evitar la confrontación o, lo que otros señalan, en tener una “operación cicatriz” si queremos entre todos construir un mejor país, evidentemente con más libertad y mejor justicia. Tenemos que recuperar la concordia pues en el largo período de campañas se causaron heridas, se levantaron desconfianzas, se multiplicaron descalificaciones y se cimentó hartazgo social. El sanar las heridas es de suma importancia pues somos un país con amplia diversidad, por ejemplo en educación, en formación para y en el trabajo, en competencias y regionales y vocaciones económicas, en la distribución de la riqueza por supuesto, en corrientes políticas, así como de la libertad de expresión para informar y opinar. Precisamente por esas pluralidades es que debemos diseñar la estrategia e implementar acciones para restituir la moral pública, para que la violencia no sea el tema de cada día, para que la pobreza y desigualdad disminuyan, para que la corrupción no sea el modo de operar, trabajar o hacer negocios. Divididos no podremos avanzar, por eso pido que seamos tolerantes no sólo en Mexicali, sino también en el resto de Baja California y del país. Esto lo señalo porque no sólo ha sido bueno escuchar que nadie por encima de la ley y nadie fuera de la ley, de subir la pensión para los adultos mayores y dar apoyos económicos a los jóvenes sin trabajo ni estudio, de que se mantendrá la autonomía de instituciones creíbles como el Banco de México, del nombramiento de los que serían los encargados de las dependencias del gobierno federal y que éstas podrán reubicarse fuera de la Ciudad de México (aquí en Mexicali, se dice estaría ubicado el SAT), de la reducción de sueldos a funcionarios públicos o la necesaria racionalización del gasto. La reconstrucción de la moral pública es mucho más que esto. Implca que por tener un sistema democrático, tengamos libertad de elección, pero también de que a los ciudadanos se nos considere como adultos y que no queremos un Estado paternalista que nos diga –o controle– cómo pensar, cómo actuar y qué es, a su juicio, lo que necesitamos. Termino este espacio indicando que mis expresiones son de buena fe y siempre por mi derecho democrático a opinar. * El autor es presidente de Index Mexicali y Director de Recursos Humanos para Latinoamérica en Newell Brands.

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