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Camelot

¿Qué camino queremos? "Somos lo que hacemos" Nuestro presente es el resultado de la suma de nuestras acciones, ya sean errores o aciertos, es la forma en la que vemos la vida, en cómo la percibimos, es el reflejo de lo que nos mueve, es la ruta que queremos seguir para evolucionar como comunidad o degradarnos lentamente hasta estancarnos en una sociedad que deja de crecer, que se rinde ante la falta de oportunidades y que por ende queda a deberle a las generaciones por venir, es por ello que somos lo que hacemos y lo que dejamos de hacer. Si creemos que nuestro esfuerzo debe sumarse al de los demás, si nuestros hijos tendrán las oportunidades que esté en mí y en usted construir, si creemos que construir una mejor comunidad pasa a través de la verdad, de la justicia, de la equidad, de la belleza y de la razón, entonces debemos hacer de ellas el común denominador de nuestras acciones; tan simple y sencillo como ello para que el trabajo individual se sume colectivamente y con ello la vertebración social privilegie las oportunidades necesarias para construir un mejor presente que sea la base de un futuro generoso para todos, donde se privilegie el esfuerzo individual y por ende se reconozca su resultado en la colectividad social. A grandes males, grande remedios; mientras no nos decidamos a ser el factor de cambio poco importará las medidas que se tomen para combatir la corrupción, debemos ser nosotros los que provoquemos un nuevo paradigma; debemos urgentemente dejar de ser simples espectadores para convertirnos en la solución decidiéndonos de una buena vez a romper con el sistema que beneficia a partidos y a políticos castigándonos a nosotros los ciudadanos; el razonamiento es muy sencillo: si todo sigue como hasta la fecha los grandes ganadores de la corrupción seguirán siendo ellos, los profesionales de la política; por el contrario, si nos decidimos erradicarla, los grandes ganadores seremos nosotros. Entonces ¿quién debe impulsar su combate?, ¿seguiremos esperando que por generación espontánea la corrupción sea erradicada por mandato divino? El punto de partida sigue siendo el mismo, ¿realmente queremos cambiar?, si de verdad somos lo hacemos, ¿queremos seguir haciendo lo mismo? En la gran historia de Lewis Carrol, “Alicia en el País en el País de las Maravillas”, Alicia le pregunta al Conejo: –¿Qué camino debo tomar?, su respuesta es magistral: “Eso depende de a dónde quieras ir”; respondámonos entonces primero ¿a dónde queremos ir? para entonces empezar a andar nuestro propio camino. Si lo que queremos es un estado con mejores oportunidades para nuestra gente, ciudades con más y mejor infraestructura, mejor educación, más seguridad para nuestras familias, justicia expedida e imparcial, un Congreso que legisle para nuestro bien, gobiernos honestos a carta cabal para nuestros cinco municipios, un gobierno estatal en el que la corrupción sea tema pasado y no incómodo presente, entonces tenemos claro cuál camino debemos de tomar; dependerá de nosotros demostrar el tamaño de nuestro compromiso, mandemos al diablo a nuestras realidades, atrevámonos a romper la simple cotidianidad en favor de la libertad de las ideas, en favor del compromiso que marca, no el de la insoportable levedad del ser, no del que no tiene ni siquiera la respuesta de por cuál camino transitar. El autor es empresario, ex dirigente de la Coparmex Mexicali.

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