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Iglesia del Santo Sepulcro: Los 'grafiti' sagrados con forma de cruz podrían no ser lo que parecen

Hasta ahora se creía que las cruces en la Iglesia del Santo Sepulcro habían sido talladas por los peregrinos que viajaron a este templo en Israel.

Las miles de cruces talladas en las paredes de la iglesia del Santo Sepulcro en Jerusalén (Israel) podrían haber sido malinterpretadas a lo largo de los años, siendo probable que no las tallaran peregrinos medievales, sugiere el autor de un nuevo estudio citado por el portal Live Science.

Hasta ahora se pensaba que las cruces fueron labradas como una especie de 'grafitis' sagrados por los peregrinos que viajaron a ese templo, erigido donde muchos cristianos creen que se produjo la crucifixión, sepultura y resurrección de Cristo, indica RT.

Pero la nueva investigación, que aún no ha sido revisada por pares ni publicada en una revista científica, afirma que las cruces fueron talladas por un grupo reducido de personas, probablemente albañiles o artesanos, a petición de los peregrinos. Algunos de esos grabados datarían de los siglos XIV o XV.

Un recuerdo sagrado

"Logramos, literalmente, sumergirnos dentro de esas cruces, escudriñar y analizar cada milímetro: su profundidad, su ancho, incluso las manos de los hombres que las tallaron", explicó el arqueólogo de la Autoridad de Antigüedades de Israel, Amit Re'em, quien lideró el estudio. "Y fue la misma persona, o varias, las responsables de hacer [esas cruces], no los cientos y miles de peregrinos que visitaron la iglesia", agregó.

Los autores del trabajo científico utilizaron tres avanzadas técnicas de fotografía para analizar las cruces, que revelaron inscripciones de nombres y fechas grabadas junto a los 'graffitis'. Una de las inscripciones data de los años 1500 o 1600, comentó Re'em, señalando que el estudio está en curso y que más adelante podrían descubrirse más sorpresas.

Por su parte, el profesor de historia medieval en la Universidad de Birmingham (Reino Unido), William Purkis, que no participa en dicha investigación, considera que los peregrinos habrían pagado a un albañil o artesano para que tallara una cruz por ellos. Además, opina que esos viajeros guardaban el polvo resultante del grabado en la pared de la iglesia como recuerdo sagrado, puesto que en la época medieval los peregrinos llevaban consigo frascos para llenar con recuerdos de la Tierra Santa.

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