Científicos descubren qué es lo que está evitando que quemes grasa corporal y que puedas bajar de peso tan rápido
Entender esto ayuda a dejar de culparse, evitar dietas agresivas y apostar por cambios graduales que el organismo no perciba como una amenaza.

El cuerpo humano no quema grasa sin control, incluso cuando enfrenta frío, ayuno o estrés metabólico.
Un estudio reciente identificó un mecanismo poco conocido que actúa como un freno interno para evitar que las reservas energéticas se agoten demasiado rápido.
La investigación fue realizada por un equipo de la Universidad de California y publicada en la revista científica Nature.
El hallazgo muestra que el sistema inmunológico, además de defender al organismo de infecciones, también participa en la regulación de la grasa corporal, un proceso clave para la supervivencia y que hoy podría tener implicaciones en el tratamiento de la obesidad.
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¿Qué es el tejido adiposo blanco y por qué es tan importante?
El tejido adiposo blanco es el tipo de grasa que almacena energía en el cuerpo. Su función principal es guardar calorías para utilizarlas cuando el organismo las necesita, como durante el ayuno, el frío o periodos de alta demanda energética.
Hasta ahora, se sabía cómo el cuerpo activa la quema de grasa, pero no estaba claro qué mecanismos evitan que esa pérdida sea excesiva. Esta nueva investigación responde a esa pregunta.
El papel inesperado del sistema inmunológico en la grasa corporal
Tradicionalmente, el sistema inmunológico se relaciona con la defensa contra virus y bacterias. Sin embargo, el estudio reveló que los neutrófilos, un tipo de glóbulo blanco, cumplen otra función: proteger las reservas de grasa.
Los investigadores describen este proceso como la existencia de “guardianes internos” que vigilan el nivel de grasa y evitan que el cuerpo consuma toda su energía cuando el entorno se vuelve adverso o faltan alimentos.

¿Qué ocurre cuando el cuerpo se expone al frío o al ayuno?
Cuando una persona se enfrenta al frío, se activa el sistema nervioso simpático, lo que desencadena una respuesta inmediata en el organismo.
En ese contexto, los científicos observaron una rápida infiltración de neutrófilos en el tejido adiposo visceral, que es la grasa que rodea órganos vitales.
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Para que esto ocurra, deben activarse dos procesos dentro de las células grasas:
- La lipólisis, que es la descomposición de la grasa.
- La vía p38 MAPK, estimulada por la liberación de leucotrieno B4.
Cómo los neutrófilos frenan la quema de grasa
Una vez dentro del tejido adiposo, los neutrófilos liberan IL-1β, una molécula que envía una señal clara: reducir la lipólisis.
Este mensaje hace que el cuerpo ralentice la quema de grasa, protegiendo las reservas energéticas durante situaciones de estrés metabólico.
En otras palabras, el organismo evita gastar toda su energía de forma acelerada cuando más la necesita.
¿Qué pasa si este “freno” inmunológico no existe?
Para comprobar la importancia de este mecanismo, los científicos realizaron pruebas en ratones:
- Eliminaron los neutrófilos o bloquearon la producción de IL-1β.
- Expusieron a los animales a una estimulación repetida del sistema nervioso simpático.
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El resultado fue claro: la masa grasa se redujo de forma notable y la lipólisis aumentó. Sin este control inmunológico, el cuerpo consume sus reservas mucho más rápido, un proceso que también podría tener relevancia en humanos.
Relación entre genética, sistema inmunológico y obesidad
Los investigadores analizaron datos genéticos en personas con obesidad y detectaron que los genes involucrados en esta vía inmunometabólica presentan mayor actividad.
Esto sugiere que la interacción entre el sistema inmunológico y el tejido adiposo forma parte de la fisiología de la obesidad y de otros trastornos metabólicos relacionados.
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Una explicación desde la evolución humana
Desde un punto de vista evolutivo, este mecanismo habría sido clave para la supervivencia. Cuando la comida escaseaba o el clima era extremo, conservar la grasa permitía mantener energía vital para resistir condiciones adversas.
Por ello, el cuerpo desarrolló sistemas que priorizan el equilibrio energético antes que la pérdida acelerada de grasa.
Un nuevo enfoque para entender el sistema inmunológico
El equipo de la Universidad de California concluye que “el sistema inmunológico es crucial no solo para combatir infecciones, sino también para mantener el equilibrio energético”.
Además, señalaron que “estos hallazgos revelan una asociación fisiológica inesperada entre las células grasas y las células inmunitarias”, lo que abre nuevas líneas de investigación médica.

¿Qué implicaciones tiene este descubrimiento para la salud?
Comprender cómo los neutrófilos y la IL-1β regulan la pérdida de grasa podría ayudar a:
- Diseñar nuevas terapias contra la obesidad.
- Abordar el síndrome metabólico.
- Tratar la pérdida involuntaria de peso en contextos clínicos.
Manipular esta vía inmunometabólica, advierten los científicos, podría convertirse en una herramienta clave para enfrentar algunos de los principales desafíos actuales en salud metabólica, siempre con base en evidencia científica sólida.
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¿Qué significa este descubrimiento para una persona que quiere bajar de peso?
Para una persona que quiere bajar de peso, este hallazgo tiene un significado claro y, sobre todo, realista. No es una promesa milagro, pero sí ayuda a entender por qué a veces el cuerpo se resiste a perder grasa, incluso cuando hay dieta o ayuno.
1. Tu cuerpo tiene un “modo ahorro”
El estudio explica que, cuando el organismo percibe estrés metabólico —como ayunos prolongados, frío intenso o déficit calórico fuerte—, el sistema inmunológico activa un freno natural para no gastar toda la grasa de golpe.
Esto ocurre porque el cuerpo interpreta esas condiciones como una posible amenaza y busca proteger sus reservas de energía.
En la práctica:Si haces dietas muy restrictivas o ayunos extremos, el cuerpo puede ralentizar la quema de grasa, no acelerarla.
2. No todo estancamiento es falta de esfuerzo
Muchas personas piensan que, si no bajan de peso, es por “hacerlo mal”. Este mecanismo muestra que parte de la resistencia a perder grasa es biológica, no solo conductual.
Qué significa para ti:
- Comer menos no siempre equivale a perder más grasa
- El cuerpo puede activar defensas internas para conservar energía
3. El frío o el ayuno no son atajos mágicos
Exponerse al frío o ayunar puede activar la quema de grasa, pero este estudio muestra que el mismo cuerpo pone límites mediante el sistema inmunológico para evitar una pérdida excesiva.
Conclusión práctica: Estas estrategias pueden tener efectos limitados si se usan como única herramienta.
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4. La obesidad también tiene un componente inmunológico
En personas con obesidad, esta vía entre sistema inmunológico y grasa está más activa, lo que podría explicar por qué bajar de peso es más difícil y por qué muchas dietas fallan a largo plazo.
Esto no significa que sea imposible, sino que el enfoque debe ser distinto.
5. ¿Qué sí parece funcionar mejor según la ciencia?
Aunque el estudio no da una “receta”, sus implicaciones apuntan a estrategias más sostenibles:
- Déficit calórico moderado, no extremo
- Alimentación constante, sin largos periodos de privación
- Ejercicio regular, especialmente fuerza, que mejora la señal metabólica
- Buen descanso, porque el estrés también activa este “freno”
- Paciencia, ya que el cuerpo prioriza la supervivencia, no la rapidez

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Este descubrimiento no dice que adelgazar sea imposible, sino que el cuerpo no está diseñado para perder grasa rápido, sino para sobrevivir.
Entender esto ayuda a dejar de culparse, evitar dietas agresivas y apostar por cambios graduales que el organismo no perciba como una amenaza.
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