Trabajó 25 años en un banco y entrenó a una IA para que hiciera su trabajo, pero al final el “robot” terminó quitándole el puesto
La trabajadora con 25 años de antigüedad fue despedida poco después de colaborar en un proyecto tecnológico que, sin saberlo, la despojó de sus funciones.
La expansión de la inteligencia artificial en oficinas, servicios y áreas de atención al cliente ha generado preocupación sobre su impacto en los empleos.
Un caso reciente en Australia, difundido por GenBeta, dejó ver cómo una trabajadora terminó sin puesto después de entrenar al sistema que la sustituiría.
La protagonista es Kathryn Sullivan, empleada del Commonwealth Bank of Australia (CBA) durante 25 años, quien fue despedida poco después de colaborar en un proyecto tecnológico que, sin saberlo, la despojó de sus funciones.
¿Quién es Kathryn Sullivan y cómo empezó su encargo?
Sullivan formaba parte de uno de los bancos más grandes del país. Su antigüedad y experiencia la convertían en una pieza clave dentro del equipo de atención al cliente.
En sus últimos meses, el banco le pidió colaborar en el desarrollo de “Bumblebee AI”, un chatbot diseñado para atender consultas de clientes.
¿Qué hacía exactamente en el proyecto?
Su labor incluía:
- Elaborar guiones de conversación.
- Probar las respuestas del bot.
- Corregir fallos de la IA en tiempo real.
- Tomar el control en llamadas reales cuando el sistema se equivocaba.
Cada corrección alimentaba al algoritmo con la experiencia acumulada en miles de conversaciones. Sin saberlo, Sullivan estaba entrenando al sistema que después ocuparía su lugar.
Sin darme cuenta, estaba entrenando a un chatbot que me quitó el puesto”, relató tras ser despedida.
El despido: 45 empleados fuera pese a los beneficios récord
En julio, Sullivan y otros 44 compañeros fueron notificados de su salida. El impacto emocional fue fuerte.
Simplemente sentimos que no éramos nada, que éramos un número”, declaró.
Lo que llamó la atención del público fue que el banco no atravesaba problemas financieros. Por el contrario, había reportado 10 mil 200 millones de dólares en beneficios. Para muchos, la decisión no parecía ligada a una crisis económica, sino a una estrategia de automatización.
La IA no funcionó: suben las llamadas y llega el caos
Después de los despidos, el CBA enfrentó un problema que no anticipó. La carga de trabajo humano, en lugar de disminuir, aumentó. Bumblebee AI no estaba listo para operar de forma autónoma.
El banco tuvo que admitir públicamente el error. Un portavoz señaló que el análisis que justificaba la eliminación de los 45 puestos “no consideró adecuadamente todas las consideraciones comerciales relevantes”.
En otras palabras: los despidos no eran realmente necesarios.
El inesperado paso atrás del banco
Ante el problema operativo, el CBA tuvo que ofrecer a los trabajadores despedidos la recuperación de sus puestos.
Sin embargo, Sullivan rechazó volver. Explicó que ya no confiaba en la empresa y que la oferta no garantizaba la seguridad laboral que tenía antes. Optó por recibir la indemnización completa.
Las implicaciones: un caso que llegó al Parlamento
Lo ocurrido no quedó en una anécdota. Se convirtió en un punto central para el debate nacional sobre el futuro del trabajo y el papel de la IA en Australia.
Sullivan fue invitada a exponer su experiencia en un simposio sobre inteligencia artificial en el Parlamento, organizado por el Consejo Australiano de Sindicatos (ACTU).
¿Qué se está discutiendo ahora?
Los sindicatos y legisladores plantearon:
- Que los trabajadores deben ser informados cuando se introduce IA en sus áreas.
- Que las empresas deben invertir en capacitación y recualificación del personal afectado.
- Que la tecnología debe ser una herramienta para apoyar a las personas, no para reemplazarlas sin medidas de transición.
El objetivo es construir una “fuerza laboral resiliente y adaptable”.
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La paradoja: IA para combatir el fraude, pero genera incertidumbre interna
Mientras el caso genera debate, el CEO del CBA, Matt Comyn, mantiene su apuesta por la inteligencia artificial. El banco anunció una alianza con OpenAI para reforzar la detección de fraude y cibercrimen.
Esto evidencia la contradicción que hoy viven muchas empresas: promueven la IA como herramienta de progreso, pero su adopción interna ha provocado despidos, precariedad e incertidumbre entre sus propios empleados.
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