Durante años, una secretaria imitó las inversiones de sus empleadores y acumuló más de 9 millones de dólares sin que nadie lo supiera hasta su muerte, pues dejó una enorme fortuna destinada a becar a jóvenes desfavorecidos
Sylvia vivió su vida de manera sencilla y trabajó hasta los 96 años, sin que nadie supiera que ya había acumulado una enorme fortuna millonaria.

La historia de Sylvia Bloom, una mujer que trabajó durante 67 años como secretaria legal en Nueva York, se conoció en 2018, dos años después de su muerte. Su sobrina y albacea testamentaria reveló que, sin que nadie lo supiera, había acumulado más de 9 millones de dólares que decidió destinar a becas y organizaciones sociales, según un artículo de la BBC.
¿Quién fue Sylvia Bloom?
- Nació en Brooklyn en 1919, hija de inmigrantes de Europa del Este.
- Creció en plena Gran Depresión y estudió en escuelas públicas, incluso en jornadas nocturnas para poder trabajar de día.
- En 1947 comenzó a trabajar en el bufete Cleary Gottlieb Steen & Hamilton, cuando apenas se estaba fundando.
- Permaneció allí casi siete décadas como secretaria.
Bloom se casó con Raymond Margolies, bombero que luego fue maestro. No tuvieron hijos y vivieron en un modesto apartamento en Brooklyn hasta la muerte de él en 2002.
Ella siguió trabajando hasta los 96 años y falleció en 2016.
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¿Cómo logró acumular su fortuna?
El método fue sencillo, pero eficaz.
Su sobrina, Jane Lockshin, lo explicó así:
Cuando el jefe quería comprar acciones, le decía a su secretaria: ‘Llama a mi corredor y compra mil acciones de AT&T’. Luego Sylvia llamaba a su propio corredor y compraba cien acciones de AT&T”.
Durante décadas imitó las inversiones de los abogados para los que trabajaba y con su salario de secretaria logró construir una fortuna.
Bloom nunca presumió de su dinero. Sus familiares relatan que vivía sin lujos: viajaba, disfrutaba de la ópera y de su afición por Elvis Presley, pero siempre de forma discreta.
La sorpresa tras su muerte
Cuando Bloom falleció en 2016, Lockshin revisó sus cuentas y descubrió la magnitud de su patrimonio:
- Más de 3 millones de dólares en una casa de bolsa.
- 1 millón en otra.
- Un total superior a 9 millones de dólares.
Fue un momento de ‘¡oh, dios mío!’”, recordó Lockshin al revisar la herencia.
Aunque la fortuna fue inesperada, el destino de esos recursos no sorprendió a quienes la conocían: apoyar la educación de jóvenes de bajos recursos.

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La donación más grande en 125 años
Bloom destinó 6.24 millones de dólares a la organización Henry Street Settlement, en el Lower East Side de Nueva York.
Otros 2 millones fueron para distintas instituciones de beneficencia.
La fundación creó con ese dinero el fondo de Becas Bloom-Margolies, en memoria de Bloom, su esposo y su hermana. El programa financia:
- Orientación universitaria gratuita.
- Preparación para exámenes de admisión (SAT).
- Tutorías personalizadas.
- Visitas a campus universitarios.
- Apoyo hasta la graduación.
Debido al tamaño de la donación, se creó un fondo de dotación, de modo que los intereses financien becas de forma permanente”, detalló la institución.
El recuerdo de quienes la conocieron
En su servicio conmemorativo de 2016, colegas y amigos describieron a Bloom como:
- “Profesional, leal, modesta, honesta y generosa”.
- “Una pensadora independiente, con mente aguda y palabras precisas”.
- “Una mujer con risa contagiosa y ética de trabajo implacable”.
Cuando en 2018 preguntaron a su sobrina cómo reaccionaría Bloom ante la atención mediática, ella respondió:
Se avergonzaría. Lo odiaría, pero aceptaría que la visibilidad ayuda a las becas y a las organizaciones que reciben sus fondos”.
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Un legado que perdura
Sylvia Bloom, que empezó su vida en la precariedad y nunca estudió derecho, dejó un legado duradero para jóvenes que buscan oportunidades educativas. Su historia muestra cómo decisiones discretas y consistentes pueden transformar no solo una vida, sino también la de muchos otros.
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