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¿Qué es más saludable: preparar la avena con leche o con agua?

La avena es un alimento versátil y nutritivo que beneficia la salud cardiovascular, digestiva y metabólica.

¿Qué es más saludable: preparar la avena con leche o con agua?

CIUDAD DE MÉXICO.- La decisión entre preparar avena con leche o con agua es común entre quienes buscan mejorar su nutrición diaria, cuidar su salud metabólica o alcanzar metas deportivas. Ambas opciones presentan diferencias clave en sabor, textura y valor nutricional, lo que permite adaptarlas a diversos estilos de vida y preferencias alimentarias.

Avena: una aliada versátil para la salud y el rendimiento físico

Uno de los beneficios más reconocidos de la avena es su impacto positivo en la salud del corazón. Su contenido de β-glucano, una fibra soluble, ayuda a reducir los niveles de colesterol LDL, conocido como “colesterol malo”, sin afectar el colesterol HDL o “colesterol bueno”, según la Asociación Estadounidense del Corazón. Esto la convierte en una excelente elección para prevenir enfermedades cardiovasculares.

A nivel digestivo, la avena también destaca por su alto contenido de fibra, que facilita el tránsito intestinal y favorece el equilibrio de la microbiota. Investigaciones publicadas en Annals of Nutrition and Metabolism sugieren que su consumo habitual previene el estreñimiento y disminuye la necesidad de laxantes, promoviendo una digestión estable y saludable.

Control de peso y antioxidantes: un plus nutricional

Además de sus beneficios digestivos y cardiovasculares, la avena es un alimento ideal para el control del peso corporal. Esto se debe a su capacidad para absorber agua y expandirse en el estómago, generando una sensación de saciedad que reduce la necesidad de comer entre horas, según la Fundación Española de Nutrición. Esta cualidad resulta útil tanto para perder peso como para mantenerlo.

Por otro lado, la avena contiene antioxidantes naturales como las avenantramidas, vitamina E y flavonoides, que protegen las células del daño causado por los radicales libres. Estos compuestos apoyan la regeneración de tejidos y ayudan a conservar la salud de la piel, el cabello y las uñas.

La forma de preparación influye en el perfil nutricional final del plato. Cuando se combina con leche, la avena no solo conserva sus beneficios de fibra y carbohidratos complejos, sino que además suma proteínas de alta calidad, calcio y fósforo, lo que la convierte en una opción ideal para quienes buscan fortalecer huesos y músculos.

¿Agua o leche? Una elección según objetivos personales

Elegir entre agua o leche para preparar la avena depende de los objetivos nutricionales de cada persona. Los expertos coinciden en que ambas versiones son saludables, pero aportan cosas distintas. La avena con leche, por ejemplo, es especialmente útil en dietas enfocadas en aumentar masa muscular o favorecer la recuperación tras el ejercicio.

El aporte proteico se potencia aún más cuando se combina con yogur, leche vegetal fortificada o incluso suplementos de proteína. Esto ayuda a mejorar el perfil de aminoácidos, esenciales para la regeneración muscular y el mantenimiento de la fuerza física. Estudios han demostrado que un desayuno rico en proteínas puede aumentar la masa y la fuerza en adultos activos.

Además, los carbohidratos complejos de la avena aportan energía de manera sostenida, útil en entrenamientos largos. También favorecen la reposición de glucógeno muscular, reducen la fatiga y, junto con micronutrientes como el magnesio y el hierro, fortalecen el funcionamiento del músculo y el metabolismo general.

Un superalimento adaptable y completo

Según el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA), 100 gramos de avena contienen solo 68 calorías, 1,4 gramos de grasa total, y ningún tipo de grasa trans ni colesterol. Su perfil incluye proteínas, carbohidratos complejos, minerales como hierro, calcio y potasio, y vitaminas del complejo B.

La Organización Mundial de la Salud recomienda consumir entre 25 y 30 gramos de avena diarios —lo que equivale a tres o cuatro cucharadas— dentro de una alimentación variada. Esto permite aprovechar sus beneficios sin riesgo de efectos secundarios, como exceso de fibra o calorías.

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En resumen, ya sea con agua o con leche, la avena es un alimento funcional y completo, que se adapta a distintas necesidades dietéticas. Su consumo habitual puede mejorar la salud cardiovascular, digestiva, metabólica y muscular, convirtiéndola en una opción práctica y accesible para sumar bienestar a la rutina diaria.

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