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El festín de Baltasar y la mano que escribió en la pared

La pintura se inspira en un episodio del Libro de Daniel, en el Antiguo Testamento.

El festín de Baltasar y la mano que escribió en la pared

En una de las salas más impresionantes de la National Gallery de Londres se encuentra El festín de Baltasar, una de las obras más teatrales y potentes de Rembrandt. Este monumental óleo (209 × 167 cm), pintado con la intensidad del estilo barroco, nos sumerge en una escena de caos sagrado y asombro colectivo: un banquete real interrumpido por lo inexplicable.

La pintura se inspira en un episodio del Libro de Daniel, en el Antiguo Testamento. Baltasar, rey de Babilonia e hijo de Nabucodonosor, decide organizar una fastuosa celebración usando los vasos sagrados que su padre había saqueado del templo de Jerusalén. La fiesta, símbolo de poder y soberbia, se convierte en un acto de profanación, y el castigo divino no tarda en llegar. En medio del banquete, una mano sobrenatural aparece y escribe sobre la pared un mensaje en arameo: מנא, מנא, תקל, ופרסין (Mene, mene, tequel, ufarsin).

El texto, incomprensible para los sabios del reino, es descifrado por Daniel, quien interpreta la advertencia: el reino ha sido pesado y hallado falto; su fin está cerca. Y así fue. Esa misma noche, Babilonia cayó ante las tropas de Darío, y Baltasar fue asesinado.

Rembrandt, claramente influenciado por el dramatismo de Caravaggio y el dinamismo de Rubens, decide no centrarse en la belleza plástica, sino en algo mucho más potente: las emociones humanas ante lo inexplicable. Cada personaje de su composición —en un friso teatral casi cinematográfico— reacciona de manera distinta: hay terror, sorpresa, confusión, y una palpable tensión en el aire. Los tonos dorados, el claroscuro y las pinceladas expresivas refuerzan esa atmósfera opresiva, casi suspendida en el tiempo.

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Lejos de ser solo una escena religiosa, El festín de Baltasar es una lección visual sobre la arrogancia del poder, la fragilidad de los imperios y el impacto de lo desconocido. Una obra que, más de tres siglos después, sigue hablándonos con la misma fuerza que aquella mano en la pared.

Con información de HA!

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