Esta es la razón por la que los perros comen casi de todo y los gatos no
Científicos del Waltham Petcare Institute y el Monell Chemical Senses Center siguen estudiando cómo los genes gustativos afectan las preferencias.

MÉXICO.-¿Por qué tu gato desprecia su comida como si fuera un chef estrella y tu perro engulle desde croquetas hasta un zapato viejo? Estudios recientes sobre el gusto en animales revelan las razones detrás de estas conductas, y los hallazgos son tan curiosos como esclarecedores.
Los gatos son carnívoros obligados, diseñados para comer solo carne. Un análisis genético muestra que tienen un gen inactivo (Tas1r2) que les impide detectar el sabor dulce. Por eso, un trozo de pastel no les interesa. En cambio, son expertos en umami, el sabor sabroso de la carne o el pescado. En un experimento con 25 gatos, todos prefirieron agua con compuestos umami, como los del atún, frente a agua simple. Sus genes Tas1r1 y Tas1r3 forman receptores que hacen del umami su debilidad, explicando su obsesión por el pescado de agua salada.
Los perros, omnívoros oportunistas, comen carne, vegetales o cualquier cosa disponible. Sus papilas gustativas detectan dulce, umami y amargo, gracias a 15 genes receptores de amargo (los gatos tienen 12, de los cuales solo 7 funcionan). Esta versatilidad genética los hace menos selectivos: desde sobras hasta un mendrugo, todo es válido para ellos.
Los gatos, cazadores especializados, no necesitan saborear dulces, ya que su dieta es 100% cárnica. Los perros, descendientes de lobos con hábitos variados, se adaptaron a consumir lo que estuviera a mano. Otros animales muestran patrones similares: los pandas, comedores de bambú, no detectan umami, y los delfines, que tragan sin masticar, carecen de varios receptores gustativos.
Veterinarios en Japón usan copos de bonito, ricos en umami, para estimular el apetito de gatos enfermos, con resultados exitosos. Para perros, envolver medicamentos en alimentos dulces funciona, ya que su paladar no resiste el azúcar. Estos trucos, basados en la ciencia del gusto, facilitan el cuidado de mascotas.
El sentido del gusto guía la supervivencia: el dulce indica carbohidratos energéticos, el umami señala proteínas, el salado apunta a sodio y el amargo puede advertir sobre toxinas o acidez (como vitamina C en frutas). Los gatos tienen 12 genes de amargo, pero su enfoque está en el umami. Los perros, con más genes de amargo, son menos cautelosos y más abiertos a probar.
Científicos del Waltham Petcare Institute y el Monell Chemical Senses Center siguen estudiando cómo los genes gustativos afectan las preferencias. Los hallazgos podrían mejorar alimentos y medicamentos para mascotas, haciéndolos más atractivos. Por ahora, sabemos que el desdén de tu gato y el entusiasmo de tu perro no son caprichos: son pura biología.
Sigue nuestro canal de WhatsApp
Recibe las noticias más importantes del día. Da click aquí