MÉXICO.- Las paradojas de Zenón de Elea, un filósofo griego del siglo V a.C., continúan desconcertando y fascinando a pensadores modernos. Estas paradojas, que cuestionan nuestra comprensión intuitiva del movimiento y el espacio, han perdurado como temas centrales en la filosofía y la matemática.

Una de las paradojas más célebres es la de Aquiles y la tortuga. Zenón plantea un escenario donde Aquiles, un corredor rápido, compite contra una tortuga más lenta que ha recibido una ventaja inicial.

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Esta paradoja nos obliga a cambiar la perspectiva que tenemos sobre la realidad y el espacio.

Zenón argumenta que Aquiles nunca podría alcanzar a la tortuga porque cada vez que él llega al punto donde la tortuga estaba, esta ha avanzado un poco más. Esto genera una secuencia infinita de distancias que Aquiles debe recorrer, sugiriendo que, en teoría, nunca la alcanzará.

Esta paradoja desafía la noción intuitiva del movimiento continuo y ha generado debates profundos sobre la naturaleza del infinito y el continuo. A pesar de que la matemática moderna ha proporcionado soluciones a través de conceptos como las series convergentes y los límites, las paradojas de Zenón siguen siendo fundamentales en discusiones filosóficas sobre el tiempo, el espacio y la realidad.

La relevancia duradera de las paradojas de Zenón radica en su capacidad para cuestionar y ampliar nuestros conceptos básicos de la realidad. Al confrontar nuestras suposiciones intuitivas con argumentos lógicos aparentemente irrefutables, Zenón nos obliga a reconsiderar nuestras percepciones del mundo y la naturaleza del universo. Así, sus paradojas continúan siendo un punto de partida esencial para exploraciones filosóficas y matemáticas.

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