Bañarse a oscuras: la tendencia que trae beneficios para dormir ‘como bebé’, según expertos
El psiquiatra Daniel Amen explica por qué ducharse sin luz antes de dormir puede reducir la ansiedad y mejorar el descanso. Conoce los beneficios de esta práctica, cómo aplicarla y cuándo evitarla.

Bañarse a oscuras, una práctica que se ha vuelto tendencia en redes sociales, no es solo un ritual estético o relajante. Según el Dr. Daniel Amen, psiquiatra, especialista en neuroimagen y fundador de las Clínicas Amen en California, tiene bases científicas sólidas que la relacionan con un mejor descanso nocturno.
"La luz influye poderosamente en el cerebro“, declaró Amen a Fox News Digital. Este efecto ocurre por medio del tracto retinohipotalámico, una vía que conecta los ojos con el núcleo supraquiasmático, considerado el reloj biológico principal del cerebro.

Cuando hay luz brillante o luz azul, el cuerpo interpreta que debe mantenerse despierto: aumenta el cortisol (la hormona del estrés) y disminuye la melatonina, encargada de inducir el sueño. En cambio, al apagar las luces, "la luz tenue o la ausencia de luz señala seguridad, activa el sistema nervioso parasimpático e inicia el descenso natural del cuerpo hacia el modo de descanso y reparación“, explicó.
¿Por qué ayuda a relajarse?
Amen compara el efecto de la oscuridad con apagar el sistema de alerta del cerebro: "Piensa en la luz tenue como si estuvieras desactivando el ‘radar de amenazas’ del cerebro. Menos estimulación facilita que la parte lógica del cerebro vuelva a tomar el control. Para muchas personas, eso significa sentirse más tranquilas, con la mente más clara y centradas".

También subraya que reducir la información visual disminuye la carga sensorial, lo que ayuda a que el cerebro tenga menos estímulos que procesar y, por lo tanto, menor reacción al miedo o al estrés.
Cómo practicar el baño a oscuras
Para quienes deseen probar esta rutina, Amen sugiere hacerlo gradualmente:
- Atenuar las luces 60 o 90 minutos antes de dormir.
- Sustituir la luz blanca del techo por una luz ámbar o roja suave.

- En la ducha, apagar la luz o usar una iluminación muy tenue.
- Añadir aceite esencial de lavanda, incienso o un aroma calmante.
- Mantener una temperatura ambiente fresca (entre 18 y 20 °C).
- Usar toallas suaves para reforzar la sensación de confort.
- Duración recomendada: entre 15 y 20 minutos es suficiente.
Amen enfatiza que "el cerebro se beneficia de la previsibilidad“, por lo que las rutinas nocturnas ayudan a pasar del estado de alerta al de descanso. «Los rituales sensoriales oscuros son más pasivos y somáticos; no se trata de hacer algo para calmar el cerebro, sino de crear un entorno que le permita relajarse por sí solo», añadió.
Esto los hace ideales para quienes se sienten “demasiado ansiosos para meditar”.
Beneficios principales
Ducharse a oscuras puede ser especialmente útil para personas que padecen:
- Ansiedad o estrés crónico.
- Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH).
- Insomnio o dificultades para conciliar el sueño.

Según Amen, este hábito “crea una calma externa que conduce a la regulación interna”, facilitando el descanso y la desconexión mental.
Precauciones y excepciones
No todos se sienten cómodos en la oscuridad total. Amen advierte que "para las personas con antecedentes de trauma, depresión o disociación, estar solas en la oscuridad puede resultar más vulnerable que relajante".
En estos casos, recomienda incorporar una iluminación tenue, música suave o aromas reconfortantes que hagan el espacio más seguro y agradable.
Además, si se desea incluir el baño frío en la rutina, se debe considerar el momento del día: "Usado por la mañana, el frío puede energizar y mejorar la concentración. Usado por la noche, debe ser breve y combinado con calor posteriormente para evitar interrumpir el sueño“, puntualizó el psiquiatra.
En resumen: una forma sencilla de mejorar el descanso
Bañarse a oscuras puede convertirse en una herramienta sencilla y gratuita para dormir mejor. Reducir la luz antes de dormir, crear un ambiente cálido y mantener una rutina predecible son pasos simples que ayudan al cerebro a reconocer que llegó el momento de descansar.
Más que una moda, se trata de una forma natural de reconectar con los ritmos biológicos del cuerpo y preparar la mente para un sueño profundo y reparador.
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