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¡Descubre el hábito ideal para mejorar tu autoestima!

Según investigadores, este hábito puede atenuar los sentimientos negativos y la pérdida de afecto hacia la otra persona

CIUDAD DE MÉXICO, México.- La felicidad es una de las metas a las que muchas personas aspiran alcanzar en sus vidas. A lo largo de la historia, esta cuestión ha intrigado a filósofos y pensadores de todos los tiempos, pero ahora le toca a la ciencia tratar de dilucidar esto aportando datos, análisis y conocimientos nuevos.

La felicidad desempeña un papel crucial tanto en la salud mental como en la salud física, ya que ambas están interconectadas. Algunos sentimientos como la satisfacción y la sensación de bienestar dependen tanto de factores internos como externos, y uno de esos factores internos es la química de nuestro cerebro, que se ve influenciada por los niveles de determinados neurotransmisores.

Según Mayo Clinic, algunos de estos neurotransmisores son conocidos como “hormonas de la felicidad”, porque se liberan en el sistema nervioso cuando experimentamos placer o alegría, y pueden inducir sentimientos de euforia y enamoramiento. Algunos ejemplos son la serotonina, la dopamina, las endorfinas y la oxitocina.

Además de estos aspectos químicos, la ciencia nos muestra que, si aportamos a nuestra rutina pequeños cambios, podemos ser más felices, y a su vez cuidar de nuestra salud.

¡Conoce el secreto de los abrazos!

Diversos estudios demuestran la existencia de un hábito, que promueve el contacto físico y es fundamental para alimentar el apego, tiene beneficios tanto para nuestra salud física como para nuestra salud mental, y su práctica se relaciona con un aumento de las hormonas de la felicidad: estamos hablando de los abrazos.

Según la Universidad de Oxford, la necesidad de abrazarse es una evolución de la necesidad de acicalarse presente en los primates. Cuando los primates tocan el pelo de sus crías para eliminar la suciedad acumulada, el efecto es el de un pequeño masaje que estimula un tipo específico de neuronas que se encuentran en la piel cubierta de pelo. Las neuronas estimuladas por ese roce suave y lento activan la liberación de endorfinas, lo que favorece la relajación y el buen humor y reduce la sensación de dolor.

Es por ello que los abrazos son una gran forma de favorecer ese contacto físico tan necesario para niños y adultos. No solo resultan agradables sino que permiten expresar con nuestro cuerpo, sin necesidad de palabras, sentimientos de afecto, apoyo, consuelo y alegría. Además, posee grandes beneficios para la salud que se reflejan en nuestros niveles de bienestar y nos ayudan a sentirnos más felices. La clave está en las hormonas que se liberan cuando abrazamos o nos abrazan.

De acuerdo con algunos investigadores del Departamento de Psicología de la Universidad Carnegie Mellon de Pittsburgh, abrazarse después de un conflicto personal atenúa los sentimientos negativos y la pérdida de afecto hacia la otra persona y ayuda a reparar el vínculo. También favorece un mejor estado de ánimo y reduce la ansiedad generada por el conflicto. Los efectos fueron comprobables tanto en el día mismo del conflicto como al día siguiente y no hubo diferencias entre hombres y mujeres.

Libera “la hormona del amor”

Otra razón por la que los abrazos tienen este efecto positivo está relacionada con la oxitocina, conocida como la “hormona del amor”. Esta hormona, generada en el cerebro, facilita la formación de vínculos en los seres humanos y otros mamíferos, desempeñando un papel esencial en la sensación de afecto, la sensualidad y la sexualidad. La oxitocina se libera durante el parto y fomenta la conexión entre la madre y el bebé.

Por último, es importante recordar que existen diversas formas de aumentar los niveles de oxitocina además de los abrazos, como los masajes, los mimos, el contacto con el agua, la risa, el contacto con la naturaleza y la interacción con los animales.

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