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AMLO: La justificación de la militarización

En su comparecencia, el presidente defendió la militarización de su Gobierno como una respuesta necesaria ante la corrupción generalizada que enfrentó al asumir la Presidencia.

Rubén Aguilar

En la comparecencia mañanera del 6 de mayo de 2024, el presidente López Obrador, comandante en jefe de las fuerzas armadas, justificó el proceso de militarización de su Gobierno misma que ha liderado.

Dijo que cuando asumió la Presidencia tenía una tarea que “es la de transformar al País y me encontré una realidad catastrófica, precisamente por la corrupción, y no iba yo poder salir si no me apoyaba en las fuerzas armadas”.

Y añadió que: “Además tuve la suerte de que no estaban echadas a perder (las fuerzas armadas), había otras secretarías completamente entregadas a la corrupción, y, suerte, la política es virtud y fortuna, virtud y suerte, la suerte me ha ayudado mucho y por eso eché mano de lo que tenía nuestro País”.

A pregunta expresa de un periodista de que en campaña se había comprometido a regresar al Ejército a los cuarteles cuando llegara a la Presidencia sostuvo: “No creo que haya dicho eso, pero en el caso que lo haya dicho, hay un refrán, no, es un dicho, según el cual es de sabios cambiar de opinión”.

Y agregó que: “Aunque no estoy de acuerdo porque no creo que el fin justifique los medios, sí creo que, en política, en algunos casos, lo que cuenta son los resultados”.

El Presidente también hizo un reconocimiento a las fuerzas armadas que “nos han ayudado mucho, mucho, mucho, pero también a veces eso se olvida, también en las fuerzas armadas, hay asesinatos, hay desaparecidos, hay quienes pierden la vida en las obras, sufren, padecen. Mi reconocimiento a ellos y a todos esos familiares”.

A pregunta sobre el crecimiento histórico del presupuesto a las fuerzas armadas planteó que “nos ayudan mucho, entonces, por eso el crecimiento de su presupuesto. Si no fuera por ellos, no habríamos avanzado tanto, a mí me han apoyado mucho como Presidente”.

Ya en la recta final de su Gobierno, le quedan cinco meses, es la primera vez que el Presidente hace público el por qué optó por la militarización, que estos años ha negado, pero que ahora reconoce y justifica como una política que se vio obligado a tomar ante la situación del Gobierno que heredó.

El Presidente reconoce que cambió la posición que sostuvo por más de 18 años, todos de campaña, y ahora, en la práctica, es el líder del proceso de militarización por los buenos resultados que le ofrece.

En su versión al llegar al Gobierno todas las secretarías del Gobierno federal eran corruptas salvo el Ejército y la Armada y por eso se apoyó en ellas, para impulsar su supuesto proyecto de cambio.

El Presidente, que se define como virtuoso, no ofrece datos para establecer la supuesta corrupción de todo el aparato del Gobierno federal y tampoco para dar pruebas de la honradez ejemplar de los militares y marinos. Es sólo su palabra.

Altos mandos en activo y en retiro, que se mantienen al tanto de lo que sucede en las fuerzas armadas, no comparten la visión del Presidente, y consideran que les ha hecho un gran daño al “desubicarlas” de sus tareas sustantivas.

Y afirman, sin reparo, que ante las multimillonarias cantidades de dinero que ahora se manejan en el Ejército, en lo fundamental para la ejecución de obras públicas, los niveles de corrupción que hoy existen entre militares de alto rango alcanzan niveles de escándalo. El Presidente lo sabe y lo deja pasar.

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