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#Sentenciados “¿Justicia o chivo expiatorio?”

La doble ejecución de una reconocida familia de Mexicali a finales de la década de los noventas no era algo de tomarse a la ligera. Por ello, se trataba de casos que las autoridades debían de resolverse, a como dé lugar.

En una noche de 1997, los hermanos Bárbara y Carlos Morales Perssons, fueron asesinados en el patio de su casa, supuestamente en un intento de asalto. El asesino huyó del lugar.

Un hombre originario de Jalisco, José Guadalupe Macías Maldonado, fue detenido en el 2002 en Guadalajara, y se le dictó el auto de formal prisión un 30 de abril de 2002.

Tuvieron que pasar seis años para que se le dictara sentencia condenatoria. En septiembre de 2008, un juez al que nunca vio le dictó una pena en prisión de 50 años.

Macías Maldonado intentó quitarse la vida en al menos dos ocasiones en el Centro de Reinserción Social de El Hongo, debido a una fuerte depresión, y sobre todo una profunda frustración por tratar de demostrar su inocencia.

Tras 11 años y 8 meses en prisión, la Justicia lo exoneró, pero lo que encontró fuera de prisión no fue mejor de lo que vivió dentro.

La madrugada del 14 de junio de 1997, la vida de la familia Morales Perssons cambió para siempre. Bárbara recién había cerrado un bar de su propiedad en la zona hotelera de Mexicali y se dirigía a su casa, en el fraccionamiento Jardines del Valle.

Eran las cuatro de la madrugada. En el número 1002 de la calle Valle del Fuerte, su camioneta Ford Explorer se aparcó en la cochera, que se cerró no sin antes dejar pasar a un hombre armado.

Un disparo en la cabeza le cegó la vida de manera inmediata. Su hermano, Carlos, salió al escuchar los gritos y recibió dos balazos que también lo privaron de la vida. El sospechoso tuvo que brincar una barda para poder huir.

En el lugar quedó una gorra además de rastros de sangre, supuestamente del asesino quien se lastimó con el arma al tratar de abrir la puerta eléctrica de la cochera con la pistola.

Vecinos salieron a la calle tras el escándalo y, en declaraciones ministeriales, se estableció que el homicida huyó en un vehículo gris.

La orden de aprehensión de Macías Maldonado fue expedida por un juez en mayo de 2001, bajo la Causa Penal 226/2001.

Entre los antecedentes que se descubrieron en la investigación se encuentra el uso de varios sobrenombre o nombres falsos, o el fallecimiento bajo extrañas circunstancias en 1995 de su hijo de 4 años.

También llegó a enfrentar acusaciones de fraude y robo en Jalisco o de falsificación de dólares en Tijuana, donde ingresó con un nombre falso, aunque apenas y duró un año encerrado.

A Macías lo vinculaban con la escena porque, supuestamente, en varias ocasiones rondó el lugar, buscando la casa del ex alcalde, Eduardo Martínez Palomera, a quien quería advertir de un posible secuestro en su contra, pues dijo que en un camión escuchó tramando crimen.

Finalmente, quedó a disposición del Juez Quinto de lo Penal, Sonia Mireya Beltrán Almada, hoy magistrada del Tribunal Superior de Justicia, quien le dictó la sentencia de medio siglo en prisión.

A pesar de los años en prisión y ante su interés en que su caso fuera revisado, el Tribunal Superior de Justicia del Baja California, atendió un recurso sobre su caso, en el que encontraron varias deficiencias en la investigación.

Entre ellas había fallas en peritajes, incluso en el de uno que fue elaborado por un hombre que ni siquiera era perito, incluso, nunca fue encontrado más.

También se extraviaron diversas pruebas y elementos de la investigación que debían revisarse, que dejaron en un claroscuro lo que ocurrió en ese año de 1997, la noche en que los hermanos Perssons fueron asesinados.

El análisis de todas las pruebas llevó a los jueces a que, el 17 de enero de 2013, pudiera salir en libertad.

A pesar de que la Procuraduría de Justicia interpuso un recurso sobre esta determinación, el 27 de abril de ese mismo año, la libertad de Macías Maldonado fue ratificada.

Un año después, tras un peregrinar buscando su lugar en el mundo libre que dejó de ver 11 años y 8 meses, decidió demandar al Gobierno Estatal por el tiempo que pasó preso, pero las cosas no marcharían cómo lo había pensado.

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