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Rememora el Cecut la nacionalización de la industria eléctrica

El historiador Jesús Méndez Reyes reflexionó sobre los factores que llevaron a decretar en 1960 el predominio del sector público sobre un sector estratégico para el país.

Rememora el Cecut la nacionalización de la industria eléctrica

TIJUANA, BC.- A seis décadas de que se nacionalizara la industria eléctrica, el Centro Cultural Tijuana, organismo de la Secretaría de Cultura del Gobierno de México, rememoró el episodio con una charla pronunciada por el historiador y académico Jesús Méndez Reyes.

Impartida por medios electrónicos, la videocharla inauguró este jueves 11 de febrero el ciclo de conferencias Historia de Baja California del presente año, fruto de la colaboración entre el Cecut y el Instituto de Investigaciones Históricas de la Universidad Autónoma de Baja California (UABC).

El Dr. Méndez Reyes presentó al público el contexto en que la energía eléctrica se concibió como factor de modernización de la sociedad mexicana durante el Porfiriato, “cuando México ingresa al capitalismo y se desarrolla buena parte de la industria nacional, lo que permitiría al país sumarse a la modernidad”.

El investigador resaltó que en esa época ciertas plataformas industriales y avances tecnológicos transformaron la vida cotidiana de los mexicanos, como fue el caso “del ferrocarril, el teléfono, el telégrafo, la electricidad, el cine, la cámara fotográfica, y otros inventos y adelantos que permitieron a México sumarse a un mundo distinto.”

La etapa que vivió el país a finales del siglo XIX e inicios del XX fue sorprendente, dijo el catedrático y explicó que las primeras bombillas y la luz eléctrica llegaron a la Ciudad de México hacia 1879, mientras que “en la península de Baja California la industria minera El Boleo, ubicada en Santa Rosalía, Baja California Sur, generaba ya su propia energía eléctrica hacia 1897”.

“En esa época, casi 100 empresas privadas venden, generan y transmiten energía eléctrica en México”, añadió el investigador al precisar que a mediados del siglo XX, las más importantes eran la Mexican Light and Power Company, Puebla Light and Power Company, Chapala Hydroelectric and Irrigation Corporation, Guanajuato Power and Electric Company y la Río Conchos Electric Power and Irrigation Company.

Respecto de la región norte del país, el catedrático acotó: “en el distrito norte de Baja California la población empieza a crecer paulatinamente a inicios del siglo XX y necesita energía e iluminación para casas habitación, calles, oficinas gubernamentales y los comercios, y ahí se da un proceso importante de aparición de empresas de carácter nacional con inversión extranjera”.

Explicó que “en ese entonces Manuel Barbachano [un inversionista local con intereses en distintos ramos] suministra energía eléctrica a la región mediante una concesión federal para operar la Compañía Eléctrica y Telefónica Fronteriza”, que dota a la región de dos servicios esenciales: energía y comunicación telefónica.

Méndez Reyes advirtió que conforme el país crecía se fue generando una gran problemática, pues el propio desarrollo demandaba que el servicio eléctrico se extendiera a las distintas zonas del país y “los costos eventualmente subían, sobre todo en regiones montañosas y desiertos, lo que lleva a que las compañías aumentaran sus tarifas y el público se sintiera agredido por el aumento de éstas”.

En la década de los 30, cuando el general Abelardo L. Rodríguez, quien había sido gobernador del Distrito Norte de Baja California de 1923 a 1930, ocupaba la presidencia de la República hay un intento de nacionalizar los activos de estas empresas, pero el proceso no será fácil y deberá esperar hasta 1960, cuando las condiciones fueron propicias. No obstante, en los años 30 se crea la Comisión Federal de Electricidad que trata de ser un competidor frente a las empresas privadas gracias al apoyo de la inversión pública.

“Lo que fortalece el proyecto de nacionalización de la industria eléctrica es el crecimiento de la población a lo largo de la década de 1950”, continuó explicando el Dr. Mendez Reyes, pues “es evidente que el ‘desarrollo estabilizador’, llamado también ‘el milagro mexicano’, le permite a la industria nacional y al propio gobierno pensar en la nacionalización de uno de los bienes más significativos de la transformación del país”: la energía eléctrica, para garantizar el suministro en las cantidades que exigía el propio desarrollo.

Décadas después, cuando fue fortaleciéndose el Estado mexicano se decide nacionalizar los bienes y activos de la industria eléctrica, según lo informó al país el presidente Adolfo López Mateos el 27 de septiembre de 1960.

La decisión colocó a la Comisión Federal de Electricidad como una pieza central en el sistema de generación y distribución de energía, que en estos tiempos el actual Gobierno de la República busca reposicionar en un mercado en el que participan también empresas privadas canadienses, estadounidenses y mexicanas.

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