Quédate en casa.
Quédate en casa. Quédate en casa. Esas fueron las enérgicas palabras que el Subsecretario de Salud, Hugo López Gatell, dirigió al país la noche del sábado 28 de marzo.
Quédate en casa. Quédate en casa. Esas fueron las enérgicas palabras que el Subsecretario de Salud, Hugo López Gatell, dirigió al país la noche del sábado 28 de marzo. “Es nuestra última oportunidad de hacerlo y hacerlo ya, y esto requiere que de manera masiva nos restrinjamos y nos quedemos en casa, por eso decimos directamente a la sociedad y cada uno de los miembros de esta República: quédate en casa. Porque es la única manera de reducir la transmisión de este virus”.
Desafortunadamente este aviso puede estar llegando demasiado tarde, lo cual fue evidente en la cara de López Gatell, visiblemente agotado e incluso aterrado ante lo que se avecina. Esto sin duda consecuencia de la ligereza con la que se tomó la pandemia por nuestro gobierno, cuando el presidente, hace apenas una semana anunciaba alegremente “salgan, coman en fondas, yo les avisaré cuando haya problema”. Su mensaje, sin embargo ha cambiado radicalmente, y a su llegada a Tijuana publicó un video instando a que la gente se mantenga en casa. Incluso mostró bastante incomodidad al ser entrevistado por un reportero de Frontera, exigiéndole que mantuviera la distancia. Una gran diferencia del mandatario que hace pocos días seguía abrazando a todos y besando bebés.
Le realidad de nuestro país es muy complicada y la economía endeble está a punto de recibir un golpe mortal por la pandemia. Esto es lo que se pretendía evitar, desafortunadamente de la peor manera y ahora puede resultar contraproducente de una forma realmente trágica.
Si aún siguen leyendo, quizá se pregunten qué tiene que ver esto en una columna de cine. Pues, como he venido mencionando durante las últimas semanas, si el gobierno no hace nada, debemos hacerlo nosotros. El covid-19 ha afectado absolutamente a todos los aspectos de nuestra sociedad y civilización. Los cines ya todos han cerrado, las producciones cinematográficas han sido suspendidas indefinidamente. Superproducciones como Matrix 4, Indiana Jones, las secuelas de Avatar (que nadie pidio), canceladas hasta nuevo aviso. Por ahí, Paul Schrader (Taxi Driver, First Reformed), a quien sólo le quedaban cinco días de filmación en su película, declaró de que “preferiría morir trabajando”, obviamente el equipo de producción no pensaba igual.
Por mi parte, dejé de asistir hace ya más de dos semanas al cine. La última función que alcancé a disfrutar en la pantalla grande fue la segunda visión de la que desgraciadamente podría ser la última cinta de mi director favorito, El acusado y el espía, del ya octogenario Roman Polanski.
Mi recomendación sigue siendo la misma, para todo el que le sea posible, y muy pronto no habrá opción, ya que el gobernador ha anunciado la posibilidad de toque de queda. Quédense en casa. Cuídense y cuiden a sus adultos mayores. Hagan las compras por ellos y sigan los protocolos de limpieza exhaustiva de todos los productos antes de introducirlos al hogar. Quítense los zapatos al entrar y laven su ropa cada vez que salgan. Mantengan distancia en tiendas y bancos. Usen cubre bocas.
Lo que estamos viviendo es un evento nunca antes visto por las generaciones vivas, esto hace que la gran mayoría se encuentre en un estado de negación y de evasión de la realidad. Es muy difícil de aceptar la posibilidad de que en cualquier momento nos puede llegar el momento, ya sea a nosotros o a nuestra familia. Pero esto no justifica la actitud irresponsable que se sigue viendo en las calles: fiestas, paseos, vacaciones, gente con niños haciendo las compras (sólo una persona debe realizarlas) y en general el transito normal, cuando sólo lo meramente indispensable debía de estar funcionando.
Quizá es mucho pedir que se detenga la actividad en un país tercermundista, donde el 50% de la población vive en condiciones de pobreza (y otro 30% simplemente vive al día) pero si no lo hacemos ya, el país se va a detener de cualquier forma, porque ya no quedará nadie para continuar con la preciada actividad económica.
Nayib Bukele (presidente de El Salvador) demostró que incluso un país pobre puede poner el bienestar de sus ciudadanos por encima de todo. Aquí, si no lo hace el gobierno, hagámoslo nosotros. Todos podemos hacer algo para evitar el colapso de las instituciones de salud.
Por favor… Quédate en casa.
* El autor es editor y escritor en Sadhaka Studio
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