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Por los caminos del lodo

¡Vaya! Por fin se decidieron en los altos niveles del gobierno federal, a darle la venia al rector de la UNAM, para que se manifestara de manera contundente y total, sobre el asunto de la denuncia de plagio de la tesis con la cual se tituló la Licenciada Yasmín Esquivel Mossa, Ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) por el período 2019-2034. 

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¡Vaya! Por fin se decidieron en los altos niveles del gobierno federal, a darle la venia al rector de la UNAM, para que se manifestara de manera contundente y total, sobre el asunto de la denuncia de plagio de la tesis con la cual se tituló la Licenciada Yasmín Esquivel Mossa, Ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) por el período 2019-2034.

La denuncia que se escuchó débil al principio, se convirtió, rápidamente, en tema de carácter nacional y luego internacional. Este escandaloso asunto cimbró la estructura de la más importante dependencia encargada de la justicia a nivel nacional, por suponerse que en ella sólo se da cabida a personas con un historial profesional y ciudadano intachable.

Hasta antes de este lamentable hecho, existían solo sospechas del ambiente de corrupción en la institución en la cual se desarrollan las tareas, discusiones y demandas de legalidad en México.

Ahora, a toda la estructura, la dinámica, la toma de decisiones y la elección de los ministros de la SCJN, se les mira bajo el lente de la desconfianza, la omisión de datos relevantes en la toma de decisiones y de favorecer, obedientes, al poder político y económico.

Por supuesto que este razonamiento crítico les va a doler y gritarán indignados, que es falso y que hay una animadversión contra ellos. También alegarán que no tienen que pagar justos por pecadores, pero, es poco menos que imposible aceptar que no supieron nada sobre este asunto, cuando la candidatura de Yasmín Esquivel fue puesta a discusión. Se le debió haber hecho un seguimiento puntual de su historial ciudadano, universitario, profesional y partidario, previo a su nominación como ministra. Sin embargo, resulta obvio observar que su llegada a esta importante posición, fue producto de negociaciones y de la acción de grupos de poder.

Los alegatos con los cuales intentó defenderse no solo fueron insuficientes, sino que ahora se puede reconocer que fueron patadas de ahogado. Por ejemplo, dijo que su tesis fue plagiada por Edgar Ulises Báez Gutiérrez, quién se graduó un año antes que ella. ¿Por qué tuvo el atrevimiento de servir en puestos de tan alto nivel, hasta llegar a ser ministra y aspirar abiertamente a ser Presidenta de la SCJN?

Pues porque el camino enlodado de esta instancia suprema de la justicia permite, que lo de ser ciudadano intachable, sea una cosa de humor negro. ¿Qué más encontraríamos si se hiciera una revisión de la conducta profesional y social de cada uno de los ministros? Con el descubrimiento de esta ilegalidad, que conscientemente cometió la ministra Esquivel, todo podemos esperar que aparezca o suceda en esa instancia.

Desgraciadamente, este no es un asunto menor, sino de grandes proporciones. Afecta la credibilidad y manera como se cree, se deben conducir las cosas en el interior de la SCJN. Pero, también, nos alerta para estar conscientes de que, todo lo que elucubrábamos sobre la corrupción que permeaba a nuestras instituciones, era una pura y llana realidad. Tanto los altos niveles de la administración gubernamental, como los más terrenales, fomentan y reproducen actos de corrupción diariamente, con la complacencia de nosotros, los ciudadanos, que apelamos a trámites expeditos, antes que a seguir procedimientos legales y engorrosos. ¿Así, cómo vamos a conquistar la legalidad? Vale.

*El autor es licenciado en Economía con Maestría en Asuntos Internacionales por la UABC.

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