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Muchos temas y excesiva violencia

Quienes tenemos el privilegio de poder expresarnos utilizando la palabra escrita, no carecemos de temas ni estamos exentos de motivaciones para hacer nuestros artículos.

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Quienes tenemos el privilegio de poder expresarnos utilizando la palabra escrita, no carecemos de temas ni estamos exentos de motivaciones para hacer nuestros artículos. Los asuntos nos dan vueltas constantemente y se convierten en focos de atención y discusión. Forman parte de las pláticas de sobremesa y pareciera que, al reseñarlos día con día, solo le estamos agregando detalles al mismo incidente. Consecuentemente, todos tienen como aderezo el componente de la violencia. En este sentido, estamos descendiendo en una espiral grotesca, hasta las más viles e inhumanas prácticas de ensañarnos contra quienes odiamos. Por cierto, en este asunto de las agresiones violentas no hay ni clases sociales, ni niveles económicos, ni preparación profesional ni credos religiosos o políticos, ni nada. Los agresores provienen de todos lados.

Las formas de agredir van desde las blandas pero que afectan directamente a las familias, como es la modificación arbitraria de los precios de los productos de máxima necesidad. El día de ayer anduve buscando en las farmacias de Tecate, cajas con guantes de exploración desechables -de protección sanitaria. Hace aproximadamente dos meses compré una caja con cien tantos que me costó alrededor de doscientos cincuenta pesos. Ayer no hubo en toda la ciudad venta por caja, pero ofrecían un par de guantes a veinte pesos. Con este sencillo y abusivo cambio de la oferta, las farmacias actuando de manera avorazada y gandalla, se ganan mil pesos por caja. La ambición que muestran con esta actitud ventajosa y aprovechada, contra sus clientes habituales, es grosera e irrespetuosa. Algo debería de hacer la Profeco.

Por otro lado, los procedimientos de agresión duros se manifiestan inclementes, y sus principales ejecutores son los miembros de la delincuencia cotidiana, de la organizada y de las corporaciones policíacas, en todo el mundo. Todos los días conocemos nuevos casos de ejecuciones de personas; de enfrentamientos entre grupos de delincuentes y las corporaciones policíacas o las fuerzas armada mexicanas; de mujeres asesinadas con saña, después de haber sido violadas, torturadas y vejadas en vida. Los casos de drogadicción, de venta indiscriminada de narcóticos junto con la enorme corrupción gubernamental que gira alrededor de este tema, y por supuesto, de la administración gubernamental.

Finalmente, el máximo tema que ha permeado en la vida cotidiana de manera ancestral es, indudablemente, la violencia policíaca. En Minneapolis, Minnesota, dio inicio el movimiento contra el racismo más amplio de todos los tiempos. Lo que se genera con el inclemente asesinato del afroamericano George Floyd, ejecutado por el policía Derek Chauvin, abre la puerta a movilizaciones ciudadanas en todo el mundo. En todos los países los principales agresores contra los ciudadanos son, sin lugar a duda, los cuerpos policíacos. Las autoridades municipales y las judiciales, les han abierto las puertas para que cometan los delitos que quieran, sin temor a que sean investigados ni castigados. Los policías agreden diariamente a cuanto ciudadano puedan. No tienen respeto por los derechos humanos ni procuran actuar con sentido común. Sus argumentos son el tolete, los golpes indiscriminados, los gases pimienta, las balas y cualquier cosa que les recargue su inhumanidad. Debería de haber una reforma radical sobre el actuar que deben seguir. Vale.

* El autor es Lic. En Economía con Maestría en Asuntos Internacionales por la UABC.

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