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Mostrando el cobre

Un llamado a la inteligencia y al sentido común, por favor. La enorme cantidad de prejuicios y mitos alrededor de la pandemia es un síntoma de aquello que predijo nuestro Nobel de literatura, Octavio Paz.

Un llamado a la inteligencia y al sentido común, por favor. La enorme cantidad de prejuicios y mitos alrededor de la pandemia es un síntoma de aquello que predijo nuestro Nobel de literatura, Octavio Paz.

Él anticipó el inicio del siglo XXI con mucha religiosidad, la hay. Frecuentemente se mezcla la fe con el deseo, somos humanos.

El deseo de que las circunstancias pandémicas fueran resultado de una mala intención de algunos es más fácil de digerir que el hecho de que la pandemia representa aquello que como lacaneano llamaría lo real, del orden de lo siniestro.

Simplemente el tener evidencias de la carencia de oxígeno terapéutico es signo de que se está saturando el sistema de salud. El manejo domiciliario del paciente Covid está siendo más frecuente y abundante. Que nadie se rasgue las vestiduras y le dé patadas al pesebre.

Nos guste o no, es una barbaridad criticar a los que van al mando de la estrategia gubernamental en medio de lo más crítico de la carga viral social. Hay muchas voces importantes diciendo que nos espera más de lo mismo, quizá peor.

Que no nos distraiga el debate sobre la distribución de las vacunas, lo fundamental es la pandemia en sí. Es abrumadora en prácticamente todo el mundo.

Ignorando las evidencias científicas, discutir con la autoridad sanitaria es escupir contra el viento.

Solamente algún error mayor justificará decir algo. Yo no lo veo. Obviamente es tan mejorable como la circunstancia va obligando. La cesión de la vacunación al sector privado es muy delicada, eventualmente habrá oferta comercial.

Ahora dependerá qué consiga el sector pudiente, un acceso a la vacuna pagando una cantidad inalcanzable para la mayoría. Quién va a invertir en un adulto mayor y pobre, las brigadas actuales son una gran solución. Vemos una compra suficiente en medio de una rebatinga en donde la humanidad ha mostrado el cobre.

Los más fuertes quedarán vacunados antes. Cuanto más pequeños y ricos sean los países, más rápido inmunizarán a una mayoría suficiente. Tendremos en el curso de finales de febrero, marzo y abril un muy prometedor abasto gubernamental, anticipo un buen verano.

No somos un país rico, pero tampoco pobre, lo conseguido en las negociaciones internacionales ha sido de primer mundo. Lamento escuchar tantas dudas y ansiedad ante las indicaciones sanitarias. La sensación de intrusión en las vacunas genera múltiples noticias falsas y dudas colectivas. La “alergia” a las vacunas no es nueva, pero sí epidémica.

Es un delirio colectivo creer que hay gato encerrado, hasta en la misma pandemia, como si tuviera una intención oculta. Una pandemia es la peor de las recurrentes tragedias en la humanidad. Tanta numerología confunde ante lo siniestro, dos millones de muertos.

* El autor es siquiatra y ejerce en Tijuana.

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