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Monserrat: ‘vivimos’ en un muladar oliendo a caca

Ocultar la verdad o auto engañarnos no viene al caso.

Ocultar la verdad o auto engañarnos no viene al caso. Es continuar con una mentira que nos hace daño: en este momento Tijuana no es un buen lugar para vivir a pesar de las muchas ventajas que tenemos en el ámbito económico. Hace unos 3 años afirmé que Tijuana olía a caca. Literal: circularas por donde circularas, el penetrante olor a caño te invadía aliento, nariz y ojos. Pues hoy las cosas siguen igual o peor, porque al penetrante olor hay que agregar la basura y el abandono en que nos encontramos. Circular desde Playas de Tijuana hasta el final del Bulevar 2000 (allá en Popotla) pasando por la vía rápida, el Alamar y la carretera a Tecate, ida y vuelta, es enfrentarte a todas las miserias posibles en una ciudad que, paradójicamente, se define así misma como “cosmopolita”. En este recorrido que describo te encuentras toda clase de problemas para un gobierno: grafitti a paredes llenas; basura acumulada en medio, a los lados, en las laderas; barreras de contención manchadas, desalineadas y rotas; baches, desniveles y fisuras en la plancha de concreto; fuerte olor a aguas negras; maleza en jardines (que deberían estar en buen estado) y abandono de áreas que deberían ser verdes -especial atención merece la fealdad de las palmeras colocadas recientemente-; refugios de indigentes que con total descaro “construyen” con madera, cobijas y cartones sus “viviendas” en puentes, taludes y hasta atrás del edificio del PRI; la versión numero 2 de cartolandia de los 70’s con un foco de infección para niños y adultos mayores que ahí “viven”; suciedad sinfín de puentes y casetas abandonadas del SITT; arena, piedras y escombro en los acotamientos del arroyo vehicular; falta de pintura para delinear carriles y desviaciones; señalización vial deficiente o mal colocada; “obras” de alumbrado que se enciman unas con otras y no terminan ninguna (se puede ver un arbotante pegado al otro, cableado subterráneo, cableado aparente, luz análoga y luz led en un solo espacio); camellones de incorporación a las vías “lentas” sin planeación; decenas de terrenos privados en abandono total ó llenos de escombro y desechos; la interminable línea de vehículos para cruzar la frontera sin ningún tipo de orden, con ambulantes y “gaviotones” apoderándose del espacio; indigentes cruzando las carretera como si del patio de su casa se tratara en evidente estado de ebriedad o drogadicción; entre otros muchas situaciones. Desconozco si la administración de nuestra estrenada Presidente Municipal tiene grandes proyectos de infraestructura y mejora de servicios públicos pero una cosa si es seguro: de nada sirve avanzar si no se resuelve lo elemental: tener un lugar digno para vivir. Me queda claro que uno de los problemas principales es resolver el costoso e ineficiente sistema de recolección de basura en casas, negocios e industrias donde lastimosamente solo se recopila una vez a la semana y se hace mal. El segundo es de prioridades presupuestales. Podemos eliminar gastos innecesarios y focalizar esfuerzos en lo que indica la ley: adiós a todo lo que el Art. 115 Constitucional no indique como obligación de los gobiernos municipales: tenemos decenas de dependencias municipales cuyo presupuesto se vería excelente en las calles y no “resolviendo” temas que competen a otros órdenes de gobierno. La tarea es titánica para un Ayuntamiento con un limitadísimo presupuesto, pero mas lo es el reto de dignificar la mancha urbana de Tijuana.

* El autor es empresario, turistólogo y un enamorado de su ciudad.

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