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Más pobreza, más inseguros y más corrupción

Los grandes temas que creímos -30 millones de votos entre los que me cuento- que se revolverían con la llegada de Andrés Manuel López al poder, hoy, cinco años vista, están peor que nunca.

Los grandes temas que creímos -30 millones de votos entre los que me cuento- que se revolverían con la llegada de Andrés Manuel López al poder, hoy, cinco años vista, están peor que nunca.

Ya está confirmado que hay casi 10% más de pobres que en el 2018. Eso sí, maiceados, pero pobres al fin. Con algún dinero en la bolsa vía programas sociales pero que no los impulsa a superarse sino sólo a que no mueran de hambre, a que “pasen el mes”. Un avance, sin duda, pero insuficiente ante la tragedia de la falta de oportunidades para el futuro. Eso no debe ser vida para nadie.

Por otra parte, este sexenio es oficialmente el más violento de la historia de México y los niveles de inseguridad son absolutamente increíbles, y ya no hablemos del reciente estudio que indica que el 81% del país lo controla el narco. Otra tragedia que está cada vez peor y sin visos de solución. “Dejar hacer, dejar pasar” parece ser la “política pública” sobre la seguridad ciudadana. Un gran tema que queda pendiente, otra vez.

Otro tema preocupante es que la corrupción goza de cabal salud y hoy, dirían soterradamente entre los empresarios, están más hambrientos que nunca. Del día a día en corrupción tengo muchísimos ejemplos en todos los niveles de gobierno pero solo con confirmar -en carne propia- que hasta la Guardia Nacional anda en el ajo de pedir unos pesitos en las carreteras, nos habla de la descomposición de todo el sistema y de los nulos resultados que se han obtenido en el asunto.

Quizás tenía razón el entonces Presidente Peña Nieto cuando afirmó que era un tema de idiosincrasia del mexicano.

Si hablamos de transparencia en el gasto público, no sabemos ni en qué ni quién gasta el dinero porque las “grandes” obras del sexenio están “blindadas” y con lo que poco que se informa ya costaron el doble o más de lo que al principio nos dijeron, amén de que no se ha concluido ninguna y siguen echándoles millones, sin saber a ciencia cierta como para cuando obtendremos algún beneficio de ellas Mi pronóstico es que todas quedarán inconclusas para el final del sexenio - ahí está el Aeropuerto Felipe Angeles, como ejemplo, que opera parcialmente y que ni a la mitad del proyecto llegaron de lo que se anunció-.

Por último y más grave que todos los temas anteriores, en lo personal me preocupa el desprecio absoluto a la ley que tiene el Presidente de la República y su inquina para dividir más al país. Muy al estilo de la frase atribuida a Luis XIV en Francia: “el Estado soy yo” parece ser la consigna en este asunto. Si no es como él quiere, en la forma que él decide y si no te pliegas a sus deseos, todos estamos mal, menos él. Vaya democracia. Tanto que luchamos porque las cosas cambiaran para que volvamos a donde ésta generación empezamos: a eliminar el presidencialismo. Esta es una brega de eternidad, dijo Don Manuel Gómez Morin.

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