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Los riesgos de la niñez

La nota periodística no sorprende a nadie, pero reafirma lo que todos habíamos pensado, que no hay lugar seguro para los niños.

La nota periodística no sorprende a nadie, pero reafirma lo que todos habíamos pensado, que no hay lugar seguro para los niños. La noticia dice que en Francia, hay más de 200 mil niños abusados sexualmente por miembros de la Iglesia Católica en los últimos 20 años. La circunstancia de ser Francia un país del primer mundo, en el cual y de alguna manera, todos hemos creído que se podrían encontrar mejores condiciones para la convivencia humana, está resultando un espacio de alto riesgo para la niñez. Por su parte la Iglesia Católica ha estado usando todas sus posibilidades económicas y sociales, en apuntalar escudos de todo tipo para autoprotegerse, al mismo tiempo que cierra los ojos y oídos mostrándose indiferente hacia la inseguridad de las víctimas. Los tres mil sacerdotes implicados en la comisión de estos delitos han estado siendo protegidos, utilizando cualquier medio para mantenerlos alejados de las cortes de justicia. Aun más grave es la acusación que se le hace a esta institución, de ser una especie de intermediaria o contacto con niños susceptibles de ser abusados. Una forma idéntica al padroteo en la prostitución.

La situación en México, respecto al abuso sexual de los niños por sacerdotes, no es menos impactante. Marcial Maciel, el sacerdote mexicano que fundó a los Legionarios de Cristo en 1941, organismo con el cual aprovechaba para cometer delitos, y con el cual llegó al mismo tiempo a crear una poderosa organización al interior del catolicismo mexicano, con un gran poder económico y clerical, murió sin ser investigado y castigado. Sus seguidores también fueron acusados de aprovecharse de quienes trataban de convertirse en sacerdotes, creándose una ruta infalible hacia los depredadores de niños. De la misma forma en otros países y con otras religiones, ha surgido información de que quienes están al frente de ellas, se aprovechan de su influencia y de la confiabilidad que la gente les tiene, para utilizar sexualmente a los niños y a quienes se les pongan enfrente, bajo el poder que la sotana les ofrece.

La realidad es que los niños no están a salvo ni en sus propias casas, pues los mismos padres y madres abusan de ellos. El incremento de las penas carcelarias no han surtido efectos positivos para detener esta tendencia hacia la victimización de los menores. Las redes sociales están repletas de sitios donde se puede vender y comprar pornografía infantil, y nada parece detenerlos. La influencia que los adultos ejercemos sobre los niños, es tan fuerte que llega a perdurar hasta la adultez. Como sociedad no hemos podido crear una tendencia hacia el reforzamiento de las estructuras mentales de los menores de edad, que les permita buscar ayuda y les de fuerzas para denunciar estos atropellos. La facilidad con la cual en estos tiempos de cometen delitos graves como los ajusticiamientos, los infanticidios y los feminicidios, sin que nada suceda, incrementa exponencialmente los riesgos y los atentados. La impunidad es grave y casi es total. Cualquiera que se decida a convertirse en un criminal tiene un porcentaje muy alto, a su favor, de no ser castigado. Las leyes y las cortes de justicia nos están quedando inservibles. Los jueces han perdido la vergüenza y nada los conmueve. Vale.

*El autor es Licenciado en Economía con Maestría en Asuntos Internacionales por la UABC.

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