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Las revelaciones del agua

Por el derecho a la libre expresión

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A pesar de que es una de las denuncias de corrupción que Jaime Bonilla Valdez, gobernador del estado, ha hecho en los últimos días sobre el trato especial que la Comisión Estatal de Servicios Públicos del Estado (Cespet) le daba a la Cervecería en Tecate, no se tiene claro si ha habido un pronunciamiento de parte de los funcionarios de anteriores administraciones al respecto. En nuestra ciudad, el costo del agua y los pagos obligatorios de la Cervecería fueron muchísimo más baratos que los del servicio doméstico. Esta denuncia hecha por la Secretaria de Honestidad y Función Pública especifica que les cobraban en hojas sencillas, cantidades sin especificar el volumen de agua consumido, haciéndoles convenios de pago por quinientos o mil pesos. En contrapartida, a los ciudadanos de escasos recursos se nos trató de manera distinta, sin tenernos ninguna consideración, y aplicándonos implacablemente la sanción de cortarnos el agua o ponernos reductores para que tuviéramos un consumo raquítico por no poder pagar, por ejemplo, mil pesos.

La información que presenta Bonilla es extensa y habla de adeudos de empresas, en todo Baja California, por cientos de millones de pesos. La doble cara de los gobiernos debe remontarse a varios sexenios. Por lo pronto, Kiko Vega de la Madrid, José Guadalupe Osuna Millán, Eugenio Elorduy, Alejandro González Alcocer y Héctor Terán Terán, deberían ser investigados deslindándoseles responsabilidades. El discurso de la justicia social y la igualdad ante la ley que siempre mencionaron en sus arengas formales o de banqueta, era nulo e hipócrita. Mientras que a las grandes empresas les facilitaban los trámites y les tenían consideraciones especiales, a la masa poblacional necesitada y con problemas económicos constantes, nos aplicaban rigurosamente la ley.

En toda la Baja California la Cespet era la dependencia por su excelencia, la más importante y el ejemplo a seguir por todas las demás. La recaudación que tenía, con sus estrictas políticas de cobros, la convirtieron en la caja chica de los gobernadores. Las oficinas eran lujosas y con todos los adelantos tecnológicos existentes. De repente, para que un ciudadano pudiera ver al director de la paraestatal, se convirtió en un imposible. Patricia Ramírez Pineda, que estuvo al tanto de esta corrupción y participó en ella, que fue directora varios sexenios y se le otorgaron premios por su “magnífico trabajo”, debe deslindarse. Cuando inicié una investigación sobre el consumo de agua de la cervecería, la Conagua me dio unas cantidades y la paraestatal en Tecate las desmintió dando cifras muchísimo más bajas. Los ex gobernadores Osuna Millán y Kiko Vega de la Madrid, están obligados a desmentir a Bonilla o comprobar que son falsos testimonios.

La protección que se le dio a la cervecería, además de ser ilegal y traicionera, impidió que el estado recaudara cantidades millonarias en impuestos y otros gravámenes, que beneficiarían a la población. El hecho de que Bonilla denuncie que están investigando 198 cuentas solo en Tecate, nos da una perspectiva del grado de corrupción que se manejaba en esta paraestatal. No por nada era la posición más buscada entre los militantes panistas, y era el objetivo abiertamente demandado para municipalizar por los priistas. Con lo cual se infiere que ambos partidos conocían y respaldaban la corrupción. Vale.

* El autor es Lic. En Economía con Maestría en Asuntos Internacionales por la UABC.

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