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Justicieros anónimos, la desesperación que hay en México

Abrimos esta semana con un video que explotó en todo el internet, ¿quién no va visto al ladrón que fue golpeado por los pasajeros de una combi en Texcoco?

Abrimos esta semana con un video que explotó en todo el internet, ¿quién no va visto al ladrón que fue golpeado por los pasajeros de una combi en Texcoco?, o los miles de memes compartidos, sí, no es nuevo, los justicieros anónimos se empezaron a popularizar en 2016, pero esta fue de las pocas ocasiones en que una nota se hizo tan viral, incluso a nivel internacional,

Más allá del romanticismo o la comicidad del caso, realmente preocupa que luego de que se expusiera al ladrón identificado como “Raúl” y aparentemente integrante del Movimiento Antorchista, cayeran como cascada a la red, otros videos en el mismo sentido: una turba enardecida de personas golpeando a supuestos ladrones, algunos estuvieron al borde del linchamiento y ya se habla de muertos.

Sin poner en tela de juicio si son o no culpables, si se lo merecen o no, ni defendiendo los motivos del por qué se pusieron a delinquir las personas que han terminado brutalmente golpeadas, cierto es que este tipo de agresiones son un grito desesperado de una sociedad que clama justicia, pero está lejos de tenerla.

Ya se ha dicho, México es el país donde más (y quizá mejor) se hacen memes, todo nos tomamos a broma, desde las tragedias, a los políticos (incluido el presidente), todos los movimientos sociales e inclusive este tipo de situaciones, pero esto no deja de ser la expresión ahogada de la desesperanza que hay en México ante la falta de justicia y el exceso de impunidad.

En varias partes del país los asaltos en el transporte público suceden tiro por viaje, en todos los municipios los ciudadanos se encuentran susceptibles ante un asalto violento; ¿y las autoridades?, ¡Bien Gracias!, a cuántos no nos han robado y aunque uno vaya a denunciar, nada queda luego de tirar todo el día al estar esperando turno en la agencia del ministerio público o en la comandancia, pues ¡nunca sucede nada!.

Ahora, muchos vieron en las pantallas de sus móviles a grupos de ciudadanos que de manera improvisada deciden poner un alto a esta impunidad y encontrar la justicia a través de los puños, patadas y palos; el problema no es ese, sino que cada vez, ya no solo se normaliza la violencia, sino que ahora se aplaude y clama ante la incapacidad de las autoridades que todos los días nos dicen que todo va mejor, que “se redujeron los índices de violencia”, pero ¿Quién se siente seguro al salir, en la noche, o del banco o al subir al transporte público?

A las autoridades les conviene que nos entretengamos aplaudiendo la resolución violenta a un hecho aislado pero común en todo el país, hasta seguramente les convendrá que este tipo de actitudes continúen e incrementen, para que así la gente haga lo que ellos son incapaces de hacer, que es la inhibición del delito, pero a costa de que se puedan cometer injusticias, pues no tardará en haber muertos, ¿por un celular?

El debate seguramente seguirá abierto, entre las víctimas que genuinamente reclaman el estar ante un riesgo latente de sus vidas frente a un asaltante y las personas que dicen que es un exceso el golpear casi hasta la muerte a los criminales que muy seguramente también son personas necesitadas.

Pero entre risas, cumbias, piñatas, memes y compartidos, es necesario preguntarnos si esto es lo que nos prometieron políticos como el Presidente López Obrador, es decir, una sociedad cada vez más dividida y que opta por la justicia en propia mano y a través de la sangre, pues entonces, ¿para qué pagamos nuestros impuestos?

* El autor es un periodista con 25 años de carrera, ha encabezado noticieros en la televisión internacional; ganó el premio Nacional de periodismo y ha sido académico, además dirige la página www.alfredoalvarez.mx.

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