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Indigno

Somos lo que hacemos

Arturo Zaldívar quiso extender su periodo como ministro presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, lo hizo con la premeditación de tomar ventaja en favor del presidente, hizo lo mismo que el patán de Bonilla, intentó robarnos años en su puesto, violando flagrantemente la Constitución. Ambos afortunadamente fracasaron, ambos ajenos a la mínima dignidad necesaria para acumular la valía de del prestigio personal; ambos dibujados perfectamente por su entrega a López Obrador.

Zaldívar renunció con la batea de babas de decirse cansado, hacerlo restándole 13 meses para dejar el cargo es un monumento a la irresponsabilidad, está tan, pero tan cansado que ese mismo día se fotografió con Claudia Sheinbaum, insultando con ello la inteligencia de cualquiera. Su “renuncia” le permitirá a López Obrador impulsar el nombramiento de otro ministro a modo para un periodo de 15 años ratificando con ello la agenda en contra de la independencia del Poder Judicial; es mentira que el presidente se vaya a retirar al término de su gestión; por ello su promoción de algunos ministros de la corte y en otras posiciones clave para seguir influenciando en las decisiones que le corresponderá al próximo titular del ejecutivo; por ello su intervención para que García Harfuch no fuera el candidato para gobernar la Ciudad de México, por lo mismo su férrea defensa de su fiscal carnal, Gertz Manero, por ello la presión para que el Ministro Medina Mora dejase su cargo, por ello su artero ataque a los organismos públicos destinados a ser contrapeso.

El artículo 98 constitucional establece que un ministro sólo podrá dejar de serlo por causas graves, estar cansado no lo es, por ello la burla de Arturo Zaldívar

en su carta renuncia, misma que todavía no ha sido aprobada por el Senado de la República como lo establece el artículo antes mencionado. Incorporarse a la campaña de la candidata de MORENA confirma que el todavía Ministro apoyó al movimiento del presidente lo que confirma el motivo por el cual durante su presidencia detuvo, al no enviar a las salas, recursos legales contrarios al gobierno federal; su renuncia retrata perfectamente la intención del presidente de hacer de la Suprema Corte una mera oficialía de partes; por ello el encono en contra de la actual presidente, la Ministra Norma Piña, por ello el ataque a la independencia del poder judicial a través de la extinción de los fideicomisos establecidos en beneficio de sus trabajadores, por ello el encono ante las decisiones del pleno en contra de los excesos presidenciales.

La conducción del país reside en los tres poderes de la Unión, somos un gobierno compuesto por el Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial, los dos primeros están entregados completamente a López Obrador, por ello la insistencia en atacar a una Suprema Corte de Justicia que, gracias a la valentía de la mayoría de los ministros, particularmente a quien la preside, la Ministra Norma Piña, el presidente no tolera que haya un contrapeso a su figura; en su cosmogonía o se está con él o se está en su contra, jamás permitirá que alguien contenga su acumulación de poder.

No hay gobernador, la nuestra lo reafirma, que se atreva a anteponer el beneficio de su gente ante la sin razón presidencial, lo que se vive hoy en Acapulco es clara muestra de ello. #MiVotoNoSeToca

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