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Faisanes sonorenses a la baja

El faisán chino de collar colonizó los valles de San Luis, Sonora y Mexicali, B.C., a partir de una liberación en 1912.

El faisán chino de collar colonizó los valles de San Luis, Sonora y Mexicali, B.C., a partir de una liberación en 1912. Su población creció con el aumento de tierras de cultivo, que es de lo que vive esta gallinácea oriental. Sin la agricultura, no hubiese subsistido en esta planicie inundable antaño por los desbordes del Río Colorado. Pero tal río se secó y los “gallitos de monte” como les apodó el mexicano rural, nunca conocieron la frontera política entre estos dos Estados mexicanos y su población se considera una sola y única en vida silvestre en todo el territorio mexicano.

A partir del año de 2000, con la nueva Ley General de Vida Silvestre, se creó la figura jurídica de la UMA, o Unidad de Manejo Sustentable de Fauna Silvestre y la cacería comercial antes prohibida por la antigua Ley Federal de caza, inundó el delta con negocios que ofertan cacería de faisán a considerables precios. En nuestra investigación que hicimos de 2010 a 2015  encontramos que un cazador foráneo derrama en promedio 20 mil pesos por tres días de caza. Los locales 2,500 pesos por cada salida a cazar. La temporada de caza empieza a fines de agosto con la paloma y concluye en febrero con el pato en el valle cachanilla. Aquí, en noviembre y diciembre se caza casi exclusivamente faisán.

Pero los sonorenses más ambiciosos han logrado que su gobierno estatal les conceda cazar faisán de septiembre a marzo, algo inaudito en toda Norte América. En los EUA la temporada de caza varía con cada Estado y no dura más que unos cuantos días. El faisán de septiembre apenas está en desarrollo. El de febrero y marzo ya se está reproduciendo por lo que cazarlo estilo sonorense no podía durar mucho. En esta temporada, ha sido notoria a la baja en la población faisanera sanluisina. Y los culpables son principalmente organizadores cinegéticos de Hermosillo, no de San Luis. Años atrás, presumieron morrales de cientos de pájaros. Algunos escopeteros se lucían con 30 o más gallos en una mañana, cuando el cintillo de cobro (permiso) sólo autoriza ocho.

Hemos sabido que aquellos promocionales en la Internet de estos organizadores hermosillenses eran resultado de cacerías de varios días que congelaban y juntaban para mostrar la abundancia y atraer clientes. Resultado, se “pusieron la soga al cuello” porque ahora sus clientes no quieren venir a San Luis por los ocho pájaros legales. Alarmados, están proponiendo una veda pero hipócrita, ya que no es para proteger a su víctima, sino para justificarse con sus clientes insatisfechos. Y todo esto porque la autoridad ambiental de Sonora comparte con la Federal el criterio de que el faisán es una especie exótica, invasora que hay que erradicar. Pero la verdad es que ha venido a enriquecer el paisaje deltaico y el menú cinegético que atrae al turismo nacional y extranjero a esta planicie ahora agrícola cuando nadie más acudiría a visitarla y dejar derrama.

Sonorenses, sean inteligentes y aprovechen SUSTENTABLEMENTE sus faisanes.

*- El autor es investigador ambiental.

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