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Evolución del Desarrollo Social en México

Podríamos decir que el primer programa asistencialista del gobierno federal fue CONSAUPO (Compañía Nacional de Subsistencia Populares), creada en 1962 por el Presidente Adolfo López Mateos y desaparecida en 1999, y funcionó como un sistema de abasto para las clases desprotegidas a precios más razonables.

Podríamos decir que el primer programa asistencialista del gobierno federal fue CONSAUPO (Compañía Nacional de Subsistencia Populares), creada en 1962 por el Presidente Adolfo López Mateos y desaparecida en 1999, y funcionó como un sistema de abasto para las clases desprotegidas a precios más razonables.

En 1973, el Presidente Echeverría crea el Programa de Inversiones Públicas para el Desarrollo Rural (PIDER), tratando de atender al campo, área a la que prácticamente todos los programas sociales atendían, pero ninguno de manera integral como el surgido en el año 2000.

Así también nacieron otros programas como el “Programa COPLAMAR” (Coordinación General del Plan Nacional de Zonas Deprimidas y Grupos Marginados (COPLAMAR); establecido en enero de 1977, por el Presidente López Portillo, con objeto de atender a las zonas rurales marginadas.

Otro programa fue el Sistema Alimentario Mexicano (SAM), creado entre 1980 y 1982 por el mismo Presidente López Portillo y que se financiaba con recursos provenientes de la venta del petróleo y buscaba ser una alternativa para proveer de alimentos a los más pobres del país (Herrera. 2009)

A finales de los años ochenta nace un programa del Presidente Salinas de Gortari, el cual fue tan exitoso que los posteriores sexenios los fueron conservando, solo con un nombre distinto, pero en esencia el mismo programa “remasterizado”, me refiero a PRONASOL, PROGRESA y OPORTUNIDADES.

Estos programas inspiraron a López Obrador para desarrollar sus apoyos sociales, los cuales han sido copiados por todos los gobiernos para ganar el voto popular. Al principio AMLO arrancó con el “Programa Pensión Alimentaria para Personas Adultas Mayores de 70 Años”, que en sus inicios llegaba a 250 mil beneficiarios, los cuales recibían 600 pesos mensuales (Ángel Nakamura, periódico La Nación, 2019-04-27).

Actualmente, a nivel federal, este gasto ha crecido exponencialmente, en 2016 el gobierno gastó 2.1 billones de pesos y para el 2020, se elevó a 2 billones 797 mil millones de pesos (www.transparenciapresupuestaria.gob.mx/es/PTP/infografia_ ppef2020), pero los resultados en la erradicación de la pobreza no llegan.

El gasto social busca paliar la pobreza en el país, sin embargo, los resultados no son nada alentadores. Según el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL), en su Informe 2022, reportó que del 2018 al 2020, aumentó la población en pobreza, al pasar de 41.9 a 43.9%, un aumento en términos absolutos de 3.8 millones de personas (51.9 millones en 2018 y 55.7 millones de personas en 2020). En el caso de la pobreza extrema, ésta fue la que aumentó en mayor medida, al pasar de 7.0% (8.7 millones de personas) en 2018 a 8.5% (10.8 millones de personas) en 2020. https://www.coneval.org.mx/Evaluacion/Documents/ Informes/IEPDS_2022.pdf

Las ayudas sociales deben de ir acompañadas de programas medibles y cuantificables para asegurar que los recursos efectivamente se están utilizando para erradicar la pobreza, pero, sobre todo, para dotar a las personas, de herramientas (capacitación, educación, financiamiento para crear sus pequeñas empresas, etc.) que les permitan por sí mismas elevar su nivel de ingresos y de bienestar, lo contrario ocurre con la ayuda económica a las madres solteras que se ha convertido en la fórmula para que no le convenga a la beneficiaria casarse, aunque tenga pareja, porque perdería la pensión.

Es mejor enseñar a pescar, a menos de que solo se busque ganar votos.

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