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El servidor público (Segunda parte)

El gobierno no se ha hecho para la comodidad y el placer de los que gobiernan.” Conde de Mirabeau

En la primera parte de este artículo comentábamos el noble origen del servidor público y de cómo se fue convirtiendo en la época de los romanos en un verdadero abuso al contar los empleados públicos con una verdadera mina de oro que les permitía vivir sin trabajar y todo a costa de la ciudadanía que tenia que pagar altos impuestos para mantenerlos.

Decíamos también que poco a poco ha ido creciendo en nuestro país el aparato burocrático, crecimiento que ha tenido una razón lógica ya que los contingentes burocráticos fueron pilar importante en el sustento del sistema político. En esta función jugaron un papel fundamental los sindicatos del sector público, oficiales, obligatorios y de partido, que intercambiaron durante años privilegios para sus agremiados y sus líderes por sumisión política y votos asegurados.

Los enormes catálogos de “prestaciones” -algunas de ellas no pueden considerarse sino aberrantes deformaciones del concepto- de los contratos colectivos de los burócratas (especialmente del magisterio), no pueden tener otro origen que el intercambio de prebendas, con objeto de contar con su apoyo incondicional. Por eso no es de extrañar los arrebatos de grupos como la Coordinadora de la Educación que al faltar esos “apapachos financieros” del sistema, reacciona con tal virulencia.

El crecimiento del aparato gubernamental tuvo un gran crecimiento durante los sexenios de los presidentes Echeverría y López Portillo, logrando quintuplicar durante esos periodos el número de burócratas en el país. Posteriormente, los gobiernos del Presidente De la Madrid y Salinas lograron adelgazar medianamente este aparato el cual no deja de ser demasiado obeso para las condiciones económicas de un país que lucha por consolidar su desarrollo.

Sin embargo, en la actualidad tenemos poco más de 8 millones de servidores públicos y continúan creciendo de una manera exagerada. Según el más reciente Informe de Gobierno, entre los años 2000 y 2012 el gasto devengado en servicios personales en todos los órdenes y niveles de gobierno creció 141.6% en términos nominales.

A su vez, en las entidades federativas y los municipios el gasto creció 152% en igual periodo, y en los llamados Ramos Autónomos que incluyen los poderes Judicial y Legislativo, así como el IFE y la CNDH, creció 283.7% en los mismos términos.

Vale la pena recordar que esta enorme sobrecarga financiera hoy se está jubilando o está a punto de hacerlo, y de repente nos damos cuenta que no tuvimos la previsión de reservar sus pensiones. Por eso se está dando el colapso de las instituciones de seguridad social en México y por ello la lucha por hacer que con reformas jurídicas se garantice su supervivencia.

La profesión del servicio público debe revalorizarse y dignificarse. El servidor público es un elemento valioso e importante en la sociedad. El servidor público debe estar adecuadamente remunerado y con prestaciones competitivas con las del sector privado, de acuerdo a su esfuerzo, responsabilidad y productividad, para poder contar con los mejores elementos.

El trabajo del servidor público es verdaderamente importante, pues son ellos lo que se quedan cuando salen los políticos, son ellos los que conocen los entretelones de la actividad pública, lo que debemos hacer es valorar en su exacta dimensión su actividad y evitar a toda costa su crecimiento desmedido con fines eminentemente políticos o clientelares, su función es mucho más importante que un voto, ellos son los responsables de servir a toda una comunidad.

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