Edición México
Suscríbete
Ed. México

El Imparcial / Columnas / Columna Tijuana

El Sistema Político Mexicano (Tercera y última parte)

“La política es más peligrosa que la guerra,porque en la guerra sólo se muere una vez.”“Winston Churchil

En la columna anterior comentábamos como a raíz, de tantos desaciertos en el régimen del Presidente De la Madrid se va construyendo la caída del viejo sistema político mexicano para dar entrada a un nuevo régimen.

Mención especial dentro del Sistema Político Mexicano merece el movimiento obrero, el cual en todo momento se manejó como un soldado al servicio del sistema y sus principales centrales como la CTM, CROC, CROM y COR fueron siempre factor de unidad, sin embargo ésta se perdió al arribo del Presidente Salinas, quien cortó con el grupo de los “duros” y favoreció a los tecnócratas, lo cual provocó grandes rupturas, favoreciendo la creación de la Unión Nacional de Trabajadores (UNT), que aglutina a sindicatos de izquierda muy importantes como el de telefonistas, de Hernández Juárez, el del IMSS, el desaparecido SME, sobrecargos de aviación, de la UNAM, etc.

En lo político Salinas, enfrentó una oposición creciente por lo que tuvo que ceder las a la oposición, los gobiernos de Baja California y Chihuahua, y el interinato de Guanajuato, pero en 1994 se le sale de control el país con el levantamiento en Chiapas y los asesinatos de Luís Donaldo Colosio y José Francisco Ruiz Massieu (1993). El sistema político estaba feneciendo.

Con el Presidente Zedillo se pierde la mayoría parlamentaria en las elecciones intermedias de 1997 y al final de su mandato entrega el gobierno a la oposición panista.

Con el arribo del Presidente Fox se rompe el paradigma del Presidente-Partido. Ahora el Presidente no tiene el poder que antes detentaba. Ahora le toca negociar con el congreso sus proyectos legislativos, lo mismo que con el sector obrero sus propuestas de gobierno. Lamentablemente, el Presidente Fox deja pasar la oportunidad de trascender y realizar las reformas que el país necesitaba, en lo fiscal, laboral, económico, etc.

El Presidente Calderón, llega con una legitimidad muy cuestionada, en virtud del escaso margen entre él y el candidato López Obrador, por lo que sus primeros años de gobierno pasan sin lograr avances importantes y enfocados a una lucha frontal contra la delincuencia que no logró erradicar al crimen organizado.

Al no haber avances significativos en su gobierno, se da paso nuevamente al PRI, por conducto del Presidente Peña Nieto, el cual se caracteriza por el dispendio y la frivolidad de su gobierno, provocando un gran descontento social que se ve reflejado en el viraje que la sociedad realiza, dándole a un candidato de izquierda, la oportunidad de gobernar al país.

De esa manera, arriba el Presidente López Obrador, arropado por una gran cantidad de mexicanos que ven en él la esperanza de un gobierno honesto y enfocado a apoyar a las clases más desprotegidas.

Sin embargo, ha logrado polarizar a la población al atacar a aquellos que no están de acuerdo con su forma de gobierno. Paradójicamente, las encuestas arrojan que los resultados de su gobierno son malos, pero la imagen del Presidente es casi tan buena como el primer día de gobierno.

Se nota un viraje hacia políticas paternalistas similares a las adoptadas en el sexenio del Presidente Echeverría, época en la cual el gobierno contaba con innumerables empresas paraestatales que controlaban la economía de manera artificial y donde el gasto social era considerablemente alto. Ahora las fuerzas armadas son las responsables de muchas de esas empresas y tareas que antes fueron administradas por la iniciativa privada.

En esta nota