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Año nuevo, viejos vicios

Consolidado el triunfo sobre el ejército invasor francés Don Benito Juárez, colocado en su negro carruaje, emprendió un recorrido acordonado por compatriotas sedientos de patentizarle su admiración al insigne oaxaqueño...

Consolidado el triunfo sobre el ejército invasor francés Don Benito Juárez, colocado en su negro carruaje, emprendió un recorrido acordonado por compatriotas sedientos de patentizarle su admiración al insigne oaxaqueño el cuál, a lo largo de la peregrinación, subía – apeaba –subía a su lado a distinguidos juaristas cuando, de pronto, entre la muchedumbre la vista del Presidente acamparon sobre la de Porfirio Díaz el héroe que derrotó y sepultó para siempre al ejército francés.

Sin embargo - ¡Oh sorpresa! – cuando el sentido común daba por hecho la señal de Benito convidando a Porfirio a que abordara el legendario carruaje y tomarse la foto juntos; el de Guelatao simplemente inclinó la cabeza a manera de distanciado como desconfiada reverencia.

El previo relato sirve para de muchas maneras juzgar la manía servil que el sujeto político, en este caso, confiere a figuras populares con el vulgar afán de promoverse, entre otras, en disputas electoreras… “El que se mueve – recomendó en vida el traidor Fidel Velázquez – no sale en la foto” lo que lleva a muchos teatreros a exhibir su calavera en espectaculares, televisión, prensa, redes sociales u otros medios engomados al rostro y sonrisa del que supuestamente lo surtirá de simpatías.

De hecho la mercadería electorera en cuanto objeto vendible no es nuevo y menos exclusivo de un sistema electoral determinado que, tal corresponde a México, la promoción partidocrática y sus candidatos no conocen otros límites salvo su chata imaginación que en días presentes al igual que la pandemia azota a todos, en avalancha, sin tregua ni descanso pues se trata de pasear en la plaza pública las falsedades eternas intentando perpetuar las promesas arto trilladas, olímpicamente manoseadas.

En el cinismo de los cretinos escuchamos los mensajes partidistas cual predicas en despoblado, en un desierto acaso transitado por mentes privadas de razonamiento, ignorantes y desmemoriadas a quienes basta acosarlos con un repiquetear de mentiras para una vez aturdidos aplaudan, vendan sus votos y corran a las urnas.

La partidocracia como nunca infectada de corrupción en esta coyuntura comicial lo mismo predican ser de izquierda (PT) que promotores de honestidad (PAN), severa oposición al gobierno (PRD), respetuosos de la gente (PRI) o transformadores del sistema opresor (MORENA)… esas y similares sartas para seguir engatusando.

Naturalmente tenemos encima la vulgar letanía de candidatos @ que se encuentran listos, ni tardos ni perezosos para salpicarnos con las mediocridades de siempre, anotado en debates estériles, fingir promesas y, en fin, afanosos en prender veladoras en espera del milagro que los gratifiquen con una carrera política de beneficios personales pues todo “sacrificio por el pueblo” valen eso y más.

Por lo pronto con los candidatos del Primor a la vanguardia, se refrenda el desprecio por la participación de la militancia en el proceso electivo (para) bajo amarres mafiosos, el partido gobernante vuelva a colocar los dados sobre la espalda, apapachos y figura de AMLO, aguardando que “su” Presidente los colme de popularidad, legitimidad y sufragios.

Año nuevo, viejos vicios…

*- El autor es diplomado en Periodismo por la UABC.

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