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Acostumbrémonos a la mediocridad…

Sé que el título es pesimista, pero creo que la reflexión alrededor de esta frase puede ser valiosa…

Sé que el título es pesimista, pero creo que la reflexión alrededor de esta frase puede ser valiosa…

Tijuana es una gran ciudad con una pujante y dinámica economía que genera muchísimo empleo tanto formal como informal, somos también un lugar donde se encuentran amplias y diversas oportunidades de negocio para emprendedores de todos tamaños; es aquí donde a raíz de las recientes crisis económicas y de seguridad, de la mano del gran talento culinario y cervecero local elevamos de nuevo la imagen positiva de nuestra ciudad convirtiéndonos en la última década en un destino turístico internacional ya que cuando vienes a Tijuana, se come y se bebe muy bien independientemente si es en una carreta callejera o en un restaurante de lujo; aquí también, se ha desarrollado una escena artística y cultural diversa y de gran calidad muy a pesar de los escasos espacios para hacerlo; operan aquí muchísimos organismos de la sociedad civil organizados para empujar hacia adelante diversas causas sociales, además de otros muchos elementos positivos de esta ciudad, conformada por la mezcla perfecta de nativos y migrantes que convierten a esta tierra en un crisol que amalgama lo mejor de nuestra gente y el resto del país.

Sin embargo, y este es mi sentir y muy personal punto de vista, la ciudad que funciona físicamente como recinto de todo lo bueno que hemos logrado en esta ciudad, no refleja las cualidades que nos distinguen. La mayoría de los Tijuanenses nos hemos acostumbrado a servicios públicos mediocres, convirtiéndonos en un colectivo indiferente a problemáticas que tienen solución y que no nos permiten desarrollar todo el potencial que como sociedad tenemos. Nos hemos acostumbrado a:

-que todas las mañanas amanezcan un puñado de personas asesinadas en nuestras calles.

-que nos asalten al salir del banco, a que nos roben en nuestras casas o nuestros autos.

- gobierno locales que administran los problemas en lugar de resolverlos de fondo y dedican su tiempo a la grilla y la búsqueda de sus siguientes posiciones políticas.

-que los gobiernos cubran su ineficiencia imponiendo impuestos y derechos adicionales en lugar de hacer más eficiente la administración pública.

-que coloquen al frente de secretarias y direcciones de gobierno a recomendados, amigos, compadres o gente designada por compromisos políticos, aun cuando carecen de experiencia, méritos y conocimientos o preparación necesarias para la función que desempeñan.

-que los gobiernos hacen como que nos cobran los impuestos locales requeridos para mantener y transformar la ciudad, y nosotros hacemos como que los pagamos. Somos de los ayuntamientos más importantes del país que recauda menos dinero de sus gobernados.

-que algunos reglamentos diseñados para establecer las reglas de convivencia en nuestra ciudad sean letra muerta y otros, los apliquen selectivamente por corrupción.

-que los semáforos no estén sincronizados y se provoquen atorones en nuestras vialidades principales cuando con una inversión razonable se podrían resolver.

-a pagar por un servicio de alumbrado público que no funciona, y cada 3 años nos prometen resolver.

-a un mediocre, costoso e irrespetuoso “servicio” de transporte público que se resiste a cambiar y todos los días sabotea el futuro y la competitividad de la ciudad.

-a la congestión vial producto del exceso de automóviles provocado por el deficiente transporte público y la permisividad de los tres órdenes de gobierno a que circulen vehículos ilegales por toda la ciudad.

-a que la mayoría de los baches que tapan, aparezcan de nuevo la siguiente temporada de lluvias.

-a un servicio de recolección de basura intermitente, ineficiente, contaminante y costosísimo que cada cambio de administración “hace crisis”.

-a que casi nadie respete los deficientes y escasos señalamientos viales como altos y semáforos por ausencia de una autoridad que sancione.

Así, de seguro vendrán a tu mente diversos pequeños temas de ciudad pendientes de resolver, que acumulados no permiten que nuestra ciudad sea un reflejo fiel de sus cualidades. Sabemos que todos estos retos tienen solución, como lo han hecho en muchas ciudades del país. Necesitamos los tijuanenses, ahora que se acercan los tiempos electorales, exigir colectivamente la solución de estos problemas. Tenemos que respaldar públicamente a los liderazgos que buscan ser nuestra voz ante estos problemas y olvidarnos de la indiferencia colectiva que ha permitido gobiernos y funcionarios que perpetúan los rezagos de nuestra ciudad.

Son ya muy pocas las voces que persisten exigiendo se solucionen los problemas de la ciudad, a pesar de presiones y represalias de algunos funcionarios que se sienten aludidos. Los hemos dejado solos; necesitamos apoyarlos y respaldarlos públicamente para generar presión colectiva y así erradicar la indiferencia y transitar ahora sí, hacia la ciudad que merecemos. De otro modo, acostumbrémonos a la mediocridad.

* El autor es arquitecto tijuanense, pro ciudades compactas

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