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Quietud en movimiento

El pasado proceso electoral fue un auténtico desastre para las candidaturas independientes. Cuando debutaron en el proceso electoral de 2015, muchos veíamos con esperanza a dicha figura jurídico-política porque rompía con la tradición corrupta y rancia de la partidocracia en México. Las victorias de Manuel Clouthier en Sinaloa, Pedro Kumamoto en Jalisco y demás independientes dieron una bocanada de aire fresco a nuestra política tan alejada del ciudadano común y corriente. No menciono al ex priista mutilador porque lejos de aportar valor al debate público lo aminora y lo frivoliza con sus disparates. Consecuentemente, las candidaturas independientes fueron utilizadas en los procesos electorales de 2016 y 2017. En su mayoría, los proyectos independientes fracasaron. Por lo tanto, las elecciones de 2018 fueron su gran prueba de fuego para demostrarle al país que seguían siendo relevantes en el escenario político. Tanto Clouthier como Kumamoto aspiraron a llevar su proyecto político independiente al siguiente nivel, concretamente, llegar al Senado de la República. Hoy, según datos del INE, los resultados no favorecieron a ninguno de estos dos grandes exponentes de las candidaturas independientes y, en general, pocos proyectos similares prosperaron a lo largo del país. El caso que más duele, especialmente a jóvenes, es el de Pedro Kumamoto y Wikipolítica. Proyecto político impulsado por jóvenes que quisieron comerse al mundo y se quedaron sin nada. Los jóvenes fracasamos en conformar una propuesta viable con posibilidades de ganar y entrar a la lucha política. Muchos factores determinaron su estrepitosa derrota: falta de estructura, mínimos recursos, incapacidad de movilización, etc. Una adicional fue la imparable ola lopezobradorista que desde el primer día del proceso electoral recogió la bandera antisistema, construyó una narrativa en ese sentido y el electorado la acogió con toda confianza hasta el final. Por lo tanto, los independientes quedaron aislados con su narrativa carente de la unidad y vitalidad que Morena ofreció. A pesar de lo anterior, las candidaturas independientes no están sentenciadas a muerte, pero difícilmente saldrán adelante si no hacen política popular y si no abordan los grandes temas que desasosiegan a millones de mexicanos: inseguridad, corrupción, desigualdad, falta de oportunidades, etc. El electorado ha comprobado que la alternancia entre partidos no les asegura un mejor futuro. Por consiguiente, nada les garantiza que un proyecto independiente a pesar de sus mejores intenciones los saque de sus penurias. Una vez terminado este tempestuoso proceso electoral, viene una época reflexiva donde los grandes perdedores se harán fuertes cuestionamientos y planearán su futuro. Hay que decirlo los grandes perdedores fueron el PRI y el PAN en su arrogante y corrupta existencia; finalmente los independientes no tenían nada que perder. Los jóvenes debemos concretar proyectos políticos viables con posibilidades de ganar para los próximos procesos electorales. Para ello debemos incorporar a nuestra agenda los grandes temas que inquietan a millones de mexicanos, sea por la vía partidista o la vía independiente. Hay que ganarles. *El autor es abogado egresado de la Universidad Panamericana.

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