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El Imparcial / Tijuana / Albergue Las Memorias

'Le encantaba ponerse bonita'

“Era un amor, una miel”, dijo Antonio Granillo, director del albergue Las Memorias sobre “La Maguana”, María Luisa Castro Valenzuela.

La Maguana estuvo en cuatro ocasiones en Las Memorias, pero Granillo la conoció en 1977 en una celda de “La 8”.

“En un lugar no muy grato, lamentablemente, pero ahí fue donde la conocí y en aquellos entonces era cuando ella andaba en el Primer Cuadro de la ciudad”, recordó.

“En aquel entonces estaba chava, estaba fuerte, iniciaba como yo, en aquellos tiempos se usaba mariguana, licor y alguna que otra pastilla”, agregó.

La Maguana contaba que tenía padres filipinos y cubanos, sus rasgos físicos lo comprobaban, comentó Granillo, pero no sabe cómo llegó a Tijuana.

“Alcancé a mirar en aquellos tiempos que era como utilizada por la raza de la zona del Primer Cuadro, alcancé a ver que fue dañada por la misma raza de ahí, la utilizaban, la prostituían, le daban drogas, a veces le daban una droga por otra, y tal vez eso ocasionó su deterioro mental, a la mejor a través del tiempo, no sé qué uso, al último era alcohólica”, contó.

El director de Las Memorias señaló que le duele el fallecimiento de “La Maguana” porque la describió como noble, humilde, servicial, y un icono de Tijuana.

“Maguana cuando ya se estabilizaba, cuando ya empezaba a entrar en congruencia, se cambiaba, le encantaba ponerse bonita, las chicas del albergue la ayudaban a cambiarse, a peinarse y maquillarse”, compartió.

“Cuando ya era autosuficiente empezaba a servir, era muy acomedida, era buena para barrer, trapear, y sobre todo cuidar a alguien también”, añadió.

Pero cuidado con quien quisiera meterse con ella porque estaba fuerte y no se dejaba, señaló Antonio.

Ocasionalmente él la iba a buscar a la zona Centro, pero ella le decía que ese era su lugar, que estaba bien, y solo le pedía 50 pesos.

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