En la casa de las Hortensias
Algunos dicen que en el Parque Teniente Guerrero las ánimas de dos hermanas gemelas juegan en las noches, otros aseguran que su padre, un viejo portugués, pena de día por ahí.
Cierta o falsa la historia ha corrido de boca en boca entre las viejas familias de la ciudad y gracias a la escritora Tijuanense Olga Vicenta Díaz Castro, Sor Abeja, que la incluyó en su libro Leyendas de Tijuana, también la conocen nuevas generaciones.
La escritora la llamó La casa de las Hortensias, otros la conocen como Las gemelas del parque.
Según Sor Abeja, el ánima de don José Espinel, espera que alguien le ayude a reunir los restos de su hija Ada Hortensia, que reposan en el Panteón de Puerta Blanca, con los suyos depositados en la capilla subterránea del templo de San Francisco de Asís.
Viudo desde el nacimiento de las pequeñas, el portugués derramó su amor en sus gemelas Ada Hortensia y Eva Hortensia, que crecieron en la casona estilo California adornada de hortensias.
Ubicada cerca del parque, las residencia fue un nido de alegría, el hombre y su criada, una joven muda, se encargaron de la crianza de ambas, una buena como el pan, otra frívola y arrebatada.
Ada Hortensia, la más amable casó con un joven que trabajaba en un centro nocturno de San Diego, quedándose a vivir en la casa del padre.
Al poco tiempo Eva Hortensia y el cuñado se enredaron, los infieles se entendían con regularidad, hasta que la criada a señas enteró a Ada.
Esa noche la esposa esperó oculta entre los matorrales y cuando lo vio ingresar a hurtadillas por la ventana de su hermana lo mató de un tiro; la hermana huyó y el padre se culpó argumentando confundirlo con un ladrón.
El portugués fue encarcelado y Ada Hortensia fingió la muerte del viejo en prisión; el cuerpo fue llevado a su casa para ser velado y ahí lo liberó depositando ladrillos en su lugar.
La Casa de las Hortensias fue su nueva prisión y al morir lo enterraron en el patio con sus flores; Ada murió mucho después y su cuerpo reposa en el primer panteón de la ciudad, por eso su padre la busca.
Otra versión popular asegura que las dos Hortensias se querían mucho: una chica era ingenua y dulce, la grande desconfiada y huraña.
La afable pronto se enamoró y casó con un militar de San Diego.
Un día enfermó de gravedad y la Hortensia grande al buscar al esposo lo encontró con otra; era la hija de un jardinero de Tijuana, explicó el infiel a la amante frente a la cuñada.
Hortensia chica murió en sus brazos y cuando las honras fúnebres terminaron, se despidió del suegro y luego de la cuñada quien aprovechando el abrazo lo hirió de muerte con un puñal.
El padre se culpó pero logró librar la cárcel y ambos desaparecieron dejando atrás la vieja casona que está cerca del parque, pero el ánima de aquellas gemelas que adoraban jugar en el Teniente Guerrero se siguen apareciendo.
¿Hasta dónde la realidad se entreteje con la basta imaginación de la escritora o de los antiguos residentes que agregaron o quitaron cosas? Nadie sabe, pero la trágica anécdota es conversación cuando se habla de ánimas y aparecidos en Tijuana.
Sigue nuestro canal de WhatsApp
Recibe las noticias más importantes del día. Da click aquí