Ensenadenses viven pesadillas al quedar atrapados en el conflicto Israel- Irán

Para Nancy Farías Díaz y su esposo Víctor Mena, quienes son originarios de Ensenada, era un sueño conocer Jerusalén por su importancia en el cristianismo, sin embargo, nunca imaginaron que el viaje de sus sueños se convertiría en una pesadilla al quedar atrapados en el conflicto Israel- Irán, sufriendo en carne propia los bombardeos y siendo ignorados por la Embajada de México.

Teníamos mucho tiempo planeando este viaje, siempre fuimos muy conscientes del peligro que puede suceder, antes de hacer el viaje nos informamos por un montón de lados, incluso hablamos a la embajada de México en Israel para preguntar si todo estaba en orden y era conveniente ir o no ir, realmente es algo que no podemos predecir, no podemos decir que ellos no nos advirtieron porque eso no es verdad, es algo que uno nunca lo espera”, reconoció.

El 8 de junio emprendieron el viaje acompañados de su cuñada y su marido, quienes son residentes de Tecate, y aunque los primeros días fueron de asombro y tranquilidad, todo cambió de un momento a otro.

“Estuvimos dos días muy bien, una ciudad increíble con una tecnología asombrosa, era algo un sueño cumplido, nuestro primer viaje fuera del país, estuvimos disfrutando y conviviendo bien contentos, pero llega la noche del tercer día, estábamos dormidos con paz y tranquilidad, cuando entra nuestro cuñado aventando la puerta y nos dice que había sonado la alarma de bombardeo”, recordó.

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Pánico

Nancy dijo que en múltiples ocasiones se habían informado sobre como actuar en una situación de ese tipo, sin embargo, cuando iniciaron los misiles entraron en pánico.

“Nos quedamos en shock, no supimos qué hacer, para dónde correr, vimos que en el cuarto de ellos había una puerta gigante de metal, jalamos y nos quedamos durante 20 minutos adentro, luego nos empezaron a llegar a todos los celulares unas alarmas en hebreo, estábamos espantados sin saber qué decía, empezamos a traducir y decía que había misiles en el espacio aéreo y nos mantuviéramos en un lugar seguro”, relató.

Las dos parejas estaban hospedadas en el vigésimo piso de un edificio, por lo que el terror les impidió dormir toda la noche y al día siguiente lo primero que hicieron fue hablar a la Embajada de México y a las aerolíneas con el fin de que les adelantaran su vuelo.

Pensamos, es una emergencia, lo van a entender, nos van a ayudar, no corremos ningún riesgo, hablamos a la embajada, nos pidieron que enviáramos nuestra ubicación y foto de nuestros pasaportes, que en ese momento no podían ayudarnos, que nos resguardáramos y siguiéramos las instrucciones del gobierno, pensamos que no tenían un plan porque acababa de pasar, llamamos al siguiente día y nos dicen que no tenían respuesta, que siguiéramos en resguardo”, señaló

Nancy descargó una aplicación en la que el gobierno informa cuántos misiles son, cuántos logran impactar y dónde, esto mediante un mapa que muestra la ubicación exacta en el celular.

La segunda noche fueron 200 misiles, solamente siete impactaron y fue en Tel Aviv, nosotros estábamos a 30 minutos de ahí, incluso yo grabé uno que subí a mi cuenta de TikTok, nosotros corrimos, en cuanto entramos cerrarnos la puerta, nos tiramos al piso y se cimbró como un sismo super fuerte, unas personas locales nos dijeron que pegó tierra, estuvimos así por cinco días”, detalló

Ante la situación, reveló que hicieron compras de pánico para tener alimentos y bebidas por lo menos para tres días.

“No hay supermercados, son tienditas locales, la gente estaba abarrotando todo, se llevaban carros y carros de comida, ahí gastamos como cinco mil pesos porque Israel es muy caro, solo aceptan cheques y dólares, no aceptaban tarjetas”, explicó.

Una de las mayores preocupaciones de Nancy y Víctor eran sus dos hijos, quienes se habían quedado en Ensenada con su abuela.

“La primera noche decidimos no decirles porque mi niña es muy nerviosa y mi mamá también, ellas no usan redes sociales y fue una gran ventaja, le dije a mi papá y a mi hermano, pero a mi mamá le hablaron y le dijeron que estábamos en plena guerra, así que tuve que hablar con ella”, indicó.

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Estafa y huida

Nancy comentó que llamaron a las aerolíneas, sin embargo, no les reembolsaron los vuelos, además de que los aeropuertos y las fronteras ya estaban cerradas.

“Al momento que logramos salir fue otra odisea totalmente diferente, más peligro, más riesgo y otras embajadas que nos defraudaron por completo, nosotros tuvimos que buscar la salida por nuestra propia cuenta porque la embajada tampoco nos pudo informar”, comentó.

En Ensenada, ella y su esposo tienen un negocio de elotes, se dedican a su familia, la iglesia y estudiar, por lo que realizar este viaje fue fruto de un gran esfuerzo de años.

Conocidos latinos empezaron a decir que una persona los estaba sacando, pero cobraba 950 dólares por persona, uno cuando viaja lleva dinero, pero no tanto, juntamos todo el dinero, la embajada de Jordania nos dijo que no podían hacer nada por nosotros, que las embajadas en estas zonas no tienen un fondo económico para ayudar a los mexicanos, fue un golpe duro”, expresó.

Posteriormente, llamaron a la embajada de México en Egipto, pero les dieron la misma respuesta, les informaron que la frontera estaba cerrada y lo único que podían hacer era resguardarse.

“Una persona que nos contactó con un egipcio que nos iba a conseguir el trámite de la visa, el sello y el traslado a un aeropuerto al sur de Egipto, llegamos al aeropuerto con la esperanza de que los vuelos estuvieran baratos, llegamos y 550 dólares por persona, hicimos llamadas a familiares y amistades, nos apoyaron económicamente y pudimos comprarlos”, detalló.

No obstante, cuando estaban a punto de abordar el personal de migración les solicitó la visa y ellos mostraron la que habían pagado, sin embargo, resultó ser apócrifa.

Nos sacaron del aeropuerto, llamamos a la persona que nos vendió la visa y obviamente ya no contesto, enviamos un mensaje a la embajada y la cónsul de Egipto nos dijo que era de madrugada y nadie nos resolvería, que pagáramos lo que fuera o sino nuestro regreso a México saldría más caro, desde ese día ya no nos contestó, una persona nos cobró 100 dólares por darnos la visa y otros vuelos porque perdimos los primeros”, relató.

Finalmente, lograron abordar el vuelo que tenía escala en El Cairo, llegaron a la primera revisión para abordar a la conexión, mostraron el código de su pase de abordar en el celular, y les exigieron que el boleto debía ser impreso.

“Volvimos a perder el vuelo, llamamos a la embajada y ya no nos respondió, por gracia de Dios una persona que nos atendió nos asignó otros vuelos sin cobrarnos, pero tenían dos escalas más, volamos de El Cairo a Estambul y de ahí a Roma, en un día estuvimos en cuatro aeropuertos diferentes, no había comida accesible, el agua es muy cara, estábamos muy limitados y desilusionados”, lamentó.

A las 2:00 horas del miércoles 18 de junio llegaron al aeropuerto de Roma, donde les dijeron que no podían pernoctar ahí debido a que antes había gran cantidad de personas en situación de calle que hacían eso y ahora está prohibido, durante la madrugada estuvieron de hotel en hotel buscando alguno que tuviera habitaciones disponibles.

Mi cuñado tuvo un problema en los pies de tanto que hemos caminado, los trae rojos e hinchados, encontramos uno que nos cobraba 240 euros, pagamos otra noche porque nuestro vuelo sale el jueves, estamos gastando dinero que ni es de nosotros, la gente dice que, si tenemos dinero para andar vacacionando que paguemos las consecuencias, pero no saben lo que realmente es estar aquí y las cosas se te salgan de las manos”, opinó.

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Decepción y aprendizaje

Después de todos los obstáculos, Nancy, su esposo y la otra pareja regresan a Ensenada la noche de este jueves 19 de junio con el anhelo de por fin abrazar a sus hijos.

“Hay que regresar a trabajar para pagar todos los miles de dólares que no estaban dentro de mis manos, sí he mirado muchos comentarios hirientes en las redes sociales, pero no les hago caso, ellos no saben lo que es estar ahí, cuando estaba ahí sí me arrepentí, me cuestionaba para qué vine, estaba en crisis, pero ahora le doy gracias a Dios que, si las cosas no se controlan y se ponen peor, haber sido de las últimas personas que vio Jerusalén en pie y completo”, expresó.

Nancy dijo que el mayor aprendizaje de esta experiencia es que nadie tiene la vida comprada.

La vida puede cambiar en cualquier segundo y hay que disfrutarla y aprovecharla, soy muy orgullosa de ser mexicana, pero jamás he estado orgullosa del gobierno, quede muy desilusionada y muy triste, me quiere atacar la culpa de que yo estaba allá por mi propia decisión, pero viéndolo por otro lado, soy una refugiada, es una crisis emergente, si en nuestro país reciben personas de otros países, pero yo no vi una respuesta de parte de ellos”, concluyó.