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Presidencialismo Idiota

Somos lo que hacemos

La base de cualquier democracia es el equilibrio de los poderes que la y que se sustenta en la autonomía de cada uno de mismos y en el respeto a su independencia, esta configuración se traduce en límites y contrapesos. Su resultado da cohesión y configuración al Estado moderno.

Uno de los retos más importantes de nuestro país será superar la forma en la que Andrés Manuel ha manejado la presidencia; en estos cinco años de gobierno pasó del “o estás conmigo o en mi contra” a asumir que el Estado es él. Es un gobernante populista que antepone su óptica personal de país a sus decisiones; so pretexto de encarnar un movimiento bueno, de transformación nacional fundamentado en un caudillismo personal, incuestionable, totalizador y absolutamente supeditado a su persona; por lo mismo carente de contrapesos y de equilibrios institucionales, necesarios en cualquier democracia que se precie de ello, pero ajenos a gobiernos de corte autoritario como el que López Obrador encabeza y que pretende continuar más allá del término de su gestión.

López Obrador se ha decantado por una incondicional, la Dra. Sheinbaum, quien ha mostrado una sumisión al presidente que raya en el fanatismo subjetivo que no cuestiona y obedece sin el mayor juicio necesario; por ello Claudia ha salido al paso defendiendo las 20 propuestas de ley que Andrés Manuel pretende aprobar, a su estilo, sin que los diputados le muevan siquiera una coma, y que de lograrlo harán prevalecer en nuestro país políticas públicas que han sido ampliamente rebasadas en cualquier país desarrollado, algunas procuran la rectoría económica del estado en el sector eléctrico y de hidrocarburos condenando a los mexicanos a la ineficiencia, corrupción y mal servicio que ha caracterizado a PEMEX y a CFE, otras, son encaminadas a seguir alimentando programas que regalan dinero pero cuya transparencia y rendición de cuentas es nula, haciendo del uso discrecional de la hacienda pública el común denominador del grupo en el poder, tal y como sucede en nuestro estado.

Esta semana el presidente volvió a arremeter contra el INE y los órganos autónomos del Estado, lo hace a través de mentiras, de comentarios vulgares sin sustento, polarizando desde Palacio Nacional, sabiendo que hay una horda de idiotas útiles de diputados de MORENA sin argumento alguno más allá de la orden de aprobar lo que les dicte, que no terminan por entender que ellos están ahí no porque Andrés Manuel lo haya decidido sino porque nuestro país tiene ya 30 años construyendo día con día un sistema electoral que respeta la voluntad personal a través del sufragio de cada uno de los mexicanos que deciden hacerlo durante las jornadas electorales; por ello desde el año 2006 he reprobado la batea de babas de AMLO cuando afirma que las elecciones fueron un fraude, faltándole con ello el respeto a poco más de un millón de mexicanos que participamos en la jornada contando los votos.

Al igual que allá no olvidemos que el Congreso del estado está al servicio del gobernador en turno, como lo estuvo cuando 21 lamesuelas aprobaron la ley Bonilla, esa que de no haber sido vetada por la Suprema Corte le hubiera impedido a Marina ser gobernadora, lo dicho antes: una bola de idiotas útiles que poco aportan más allá de la estulticia de quedar bien con el gobernante en turno. #MiVotoNoSeToca