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Un presupuesto federal con una deuda gigantesca

La premisa con la que operará el Gobierno Federal en el 2024 será gastarse lo que no tiene.

La premisa con la que operará el Gobierno Federal en el 2024 será gastarse lo que no tiene.

Uno de los problemas más grandes que se tiene en el gobierno es la falta de eficiencia en el manejo de los recursos públicos que, por alguna extraña razón, cuando el dinero que van a recaudar por impuestos, derechos y venta de los servicios públicos no les va alcanzar, en lugar de apretarse el cinturón y ahorrar en todo lo posible, los gobernantes optan por lo más “sencillo” que es endeudarse y traspasar ese compromiso, ese adeudo, a la siguiente administración.

Da igual todos los brincos y maromas que hagan los partidarios de Amlo y su (mal llamada) 4T para justificar lo que pasará este año: el déficit en el sector público será muy grande y sin ninguna justificación real a menos que, como hemos sospechado muchos, el discurso de hacer todo con “recursos propios” y “sin deuda” que tanto pregona el Presidente, sea otra mentira más (¡otra!) y se tengan que tapar muchos hoyos fiscales y deuda encubierta.

Como casi siempre ha sucedido con este gobierno, se dice una cosa y se hace otra, pero para eso están los documentos oficiales: según lo aprobado en la Cámara de Diputados el pasado mes, este 2024 será un año de operación con deuda pública pero sin ningún proyecto visible que pueda justificar el solicitar un endeudamiento de más del 5% de PIB (producto interno bruto) en préstamos, deuda a corto y largo plazo. Mucho dinero para una administración que pregona que no solicita préstamos para la operación diaria.

Les espera un muy difícil trabajo a la futura Presidente (Xóchitl o Claudia) que terminarán pagando la borrachera fiscal de Amlo que ya nos anunciaba el primer Secretario de Hacienda, Carlos Urzúa, cuando salió muy molesto del gobierno por la irresponsabilidad que intentaron imponerle en el manejo de la finanzas a su cargo.

Uno podría entender que una obra pública necesaria requiriera un financiamiento a largo plazo, pero esos no parecen ser los motivos del presupuesto final anual del gobierno aprobado por la fracción morenista y sus aliados.

La suposición que comentan todos los analistas fiscales y financieros, es que el dinero “extra” se utilizará para lo que intuimos será una elección de estado (que todos sabemos es ilegal), y las necesidades financieras evidentes (en el futuro inmediato) donde se tiene que pagar por las pérdidas de operación que tendrán las “grandes” obras de este sexenio: Aifa, Dos Bocas, Tren Maya, Interoceánico y demás, que requerirán recursos públicos adicionales para sostenerse al menos tres o más años porque se planearon deficitarias (además de lo mucho que tardaremos en recuperar la inversión que se hizo en ellas).

Luego está también el dinero que urge seguirle metiendo a los barriles sin fondo que son nuestras empresas “productivas” del estado, Pemex y la CFE, cada vez con peor operación y mayores pérdidas.

Total que no será un buen fin de sexenio para el Presidente, total, él ya se va y los mexicanos seguiremos pagando estas decisiones (que podría tachar de irresponsables). Que triste que el gobierno que iba a ser diferente, termine tan igual como los demás.

El autor es empresario, turistólogo y un enamorado de su ciudad.

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