Edición México
Suscríbete
Ed. México

El Imparcial / Columnas / Columna Tijuana

Una despedida con amor para René

Bien sabes, René, que tengo una familia amorosa y unida, unos amigos que adoro, muchas personas a mi alrededor que me aprecian y que admiro por sus muchas cualidades y sobre todo, que he creado un círculo de gente buena que me encuentro en mis múltiples actividades como empresario, como profesor universitario, como colaborador en medios, como participante en múltiples movimientos sociales y políticos.

Bien sabes, René, que tengo una familia amorosa y unida, unos amigos que adoro, muchas personas a mi alrededor que me aprecian y que admiro por sus muchas cualidades y sobre todo, que he creado un círculo de gente buena que me encuentro en mis múltiples actividades como empresario, como profesor universitario, como colaborador en medios, como participante en múltiples movimientos sociales y políticos.

A pesar de ello, muy poco muestro, en público, mi lado personal, mi intimidad, mis deseos, mis desventuras, los muchos fracasos que he enfrentado y los variados obstáculos que me han hecho crecer como ser humano.

Hoy, 18 años después de haber iniciado este gran ciclo junto a ti, la persona que acepté como compañero de vida, ha concluido.

No es fácil. Es más, es bastante difícil. Los muchos altibajos que hemos vivido a lo largo de este tiempo siempre nos han llevado a buscar en los buenos momentos, en la diversión entre ambos, en los viajes disfrutados, en las fiestas aprovechadas, en los momentos agradables y felices que vivimos, una razón más para aferrarnos a una conexión que se fue mermando con el tiempo.

Te amé, si, con todas mis fuerzas, pero como dice la canción, ya “no fue suficiente”. Las diferencias se fueron acentuando con el tiempo y los defectos de ambos nos fueron alejando sin remedio. Todo lo que un día fueron risas y buenos momentos se convirtieron en temas agridulces y la costumbre, la cotidianidad, los fue suavizando pero no los borra y eso, irremediablemente, terminó por deshacer nuestra conexión.

No sé cuándo y tampoco es necesario precisarlo, pero la vida nos fue cambiando y llegó un momento en el que ya no existen los puntos de coincidencia que nos permitieran consolidar lo que un día fue el ideal que soñamos, el futuro que visualizábamos: envejecer juntos.

Estoy triste y decepcionado, lo admito sin remilgos, porque terminar una relación de tantos años es admitir un fracaso, pero, al mismo tiempo, también es un brillo de esperanza para lograr que ambos estemos mejor y salgamos de una espiral que no iba a ningún lado.

Estoy muy agradecido contigo, René, porque me enseñaste muchas cosas y estoy seguro que también hice lo mismo. Fuimos muy felices mucho tiempo pero esa ilusión, ese entusiasmo ya se acabó y estoy seguro que de ambos lados, aunque aún cueste aceptarlo plenamente. Ya no existe el pegamento que nos unió aunque tengamos tantas memorias juntos y tantas cualidades que reconocer de nuestras personas.

Nos fuimos separando de a poco y hoy la brecha ya se hizo muy grande.

Estamos aún jóvenes y nos queda mucha vida por delante. Ojalá que la madurez y plenitud de nuestra edad, nos permita ser amigos de ahora en adelante y respetar el amor y todas las cosas buenas que tuvimos. Buena suerte, Beibi. El éxito te espera. Espero que a mi también. Te querré por siempre, aunque de otra manera.

En esta nota