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Jinetes de igual charrería

Sin duda los rostros, actos y arengas recreados por no pocos “moneros” de pluma implacable despabilaron a miles de mexicanos de por si recelosos hacia la clase política.

Sin duda los rostros, actos y arengas recreados por no pocos “moneros” de pluma implacable despabilaron a miles de mexicanos de por si recelosos hacia la clase política. Apoyados en las prédicas y derroche demagogo ofrecido por gobernantes de todo calibre; los también llamados caricaturistas lo mismo han trazado las fantoches poses de funcionarios públicos que pintado los indecorosos “besamanos”, el desnudar el sentido falso de palabras aduladoras o plasmar con rigor el vulgar ritual del “jura usted respetar y cumplir…” que cualquier gobernante supone que dicha letanía constituye los eslabones que unen las creencias del pueblo respecto al Estado-Nación y la patria simbólica que determina identidad, héroes, bandera, historia, etcétera cuya ruta, precisan los jilgueros del sistema, significa el carácter de la “raza de bronce” y el ¡México, creo en ti! (Ambos) de contenido cursi como santurrón.

Abastecidos los mexicanos por una prensa, radio y televisión abyectas al presidencialismo y cacicazgos regionales, Eduardo del Rio, mejor conocido como Rius, se interpuso, con su tinta, a la ignominia panfletaria oficialista combinando el humor con la crítica tesonera a través de personajes populares confrontados a personeros impunes, abusivos y ladrones multiplicados en todo espacio gubernamental o privado que fueron, y continúan siendo, recreados virtud a pasadas revistas que lo mismo acreditaron al aguerrido Calzonzin que al reflexivo boticario, al ocurrente Chon, a la beata doña Eme o al párroco de San Garabato; los que grupal o individualmente discutían, desafiaban y encausaban carencias en contra del policía represor, del tranza licenciado Trastupijes y del infaltable cacique don Perpetuo del Rosal.

Precisamente Trastupijes y Perpetuo personificaron al priista despótico y corrupto: empistolado, pelo teñido atildado vestir, emperifollados, lentes obscuros y botas puntiagudas hasta rematar prendido en la solapa el broche, la charola tricolor. Verdaderos pájaros de cuenta del partido lacra estrangulador de la democracia y bienestar de una comunidad de agachados y supe machos impasibles, tranquilos y aguantadores.

Rius como determinados periodistas, escritores u observadores del hartazgo ciudadano; tal vez en la soledad no lograron palpar ningún cambio en el circo electoral, en las imposiciones políticas y menos la extinción de la desigualdad social y la pobreza que sexenio tras sexenio, repiten el mismo teatro de simulación e igual estafa que por décadas han recorrido jinetes de idéntica charrería. En Baja California, por ejemplo, de los 11 gobernadores designados (6 del PRI y 5 del PAN) ninguno ha sido fruto de elecciones limpias, al contrario, la sordidez operada se ha sustentado en los intereses de los grupos oligarcas nacionales y locales, es decir, en suma han sido gobernantes entregados al poder económico de las elites o, incluso, han sido personajes de doble rostro: en una cara son políticos profesionales y en la otra hombres de negocios.

De que sorprenderse, entonces, con un Jaime Bonilla que perfectamente encarna aquel doble rostro o, de que asombrarse por el hecho de confiar en las manos de la señora Ávila Olmeda el entrante gobierno que por enésima vez refrendan las historietas de los Trastupijes y sus poderosos beneficiarios…

*El autor es diplomado en Periodismo por la UABC.

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