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Inteligencia emocional, lo que opina la ciencia

Para la época actual, el concepto de inteligencia emocional aún no está totalmente delimitado.

En la actualidad, sabemos que la inteligencia emocional es una cualidad altamente deseada si queremos tener una vida más sana y equilibrada. Igualmente, reconocemos la importancia que tiene a la hora de relacionarnos con los demás. Sin embargo, ¿es una realidad o solo una convención social? La ciencia ha opinado sobre la existencia de la inteligencia emocional.

Para recopilar su opinión, los portales Science Alert y Metafact.io trabajaron en conjunto. Al final, realizaron una publicación compartida titulada ‘Is there scientific evidence for emotional intelligence?’ (¿Existe evidencia científica de la inteligencia emocional?). Dentro de ella, recopilaron los testimonios de 13 expertos distintos a los que se les hizo la misma pregunta.

¿En qué consiste la inteligencia emocional?

Para la época actual, el concepto de inteligencia emocional aún no está totalmente delimitado. No obstante, se han hecho algunos avances con la intención de desarrollar una definición más concreta, indica Tekcrispy.

El primero de ellos se dio en los noventa, cuando el terminó se acuñó por primera vez. Para ese entonces, simplemente se hablaba de la inteligencia emocional como la capacidad de una persona de expresar, controlar y percibir sus emociones.

Desde entonces, la ciencia ha hecho más esfuerzos por comprender lo que es realmente la inteligencia emocional y, en el camino, han terminado por comprobar su existencia como un fenómeno medible y no solo una convención.

La opinión de la ciencia sobre la existencia de la inteligencia emocional

Por ahora, el mundo no se ha decidido si la inteligencia emocional debe su existencia a un rasgo de personalidad o a una capacidad aparte. Sin embargo, al menos hasta la fecha, solo se han encontrado formas de cuantificarla notoriamente al considerarla una capacidad aparte.

Ello sobre todo debido al gran efecto que parece tener por sí sola sobre elementos como nuestra conducta, emocionalidad e interacciones sociales, tal como lo haría de algún modo el coeficiente intelectual (CI). De allí que se la vea también como un tipo de inteligencia.

Según el profesor Brian Partido – experto de la Universidad Estatal de Ohio– puntos como la salud mental, la física y la satisfacción con la vida se han relacionado a la inteligencia emocional. Igualmente, destacó que ella también puede actuar como un predictor de rendimiento tanto académico como clínico, e incluso del éxito en los negocios.

Por su parte, otras expertas como Carrie Lloyd, de la Northcentral University, comenta que en sus propios estudios se han establecido relaciones entre la existencia de la inteligencia emocional y la depresión. Básicamente, aquellas que tenían un aumento de un punto en su coeficiente de inteligencia emocional, tenían en paralelo una disminución del 5% en sus posibilidades de sufrir de depresión.

Y… ¿cómo se mide?

Por los momentos, no existe una forma sencilla o definitiva para medir el coeficiente de inteligencia emocional. Usualmente, se trabaja con autoinforme que siguen los parámetros de pruebas como MSCEIT. En ella, se utilizan tanto medidas del CI como de la inteligencia emocional (IE).

Ahora, el detalle está en que las preguntas de IE por lo general no tienen una sola solución correcta. En consecuencia, es difícil establecer un sistema de puntuación que vaya acorde con lo que se desea medir. Como resultado, aunque existen dichas herramientas de medición, aún están lejos de haberse perfeccionado.

Si no se puede medir… ¿realmente existe?

“La construcción más amplia de la inteligencia emocional como una capacidad para reconocer las emociones propias y de los demás y regular las propias emociones para adaptarse a las características de la situación es probablemente real. Pero su medición requiere métodos costosos por los que muchas empresas y académicos no están dispuestos a pagar”.

El anterior es un extracto de la respuesta dada por el profesor Igor Grossmann, de la Universidad de Waterloo, a Sciene Alert. En él vemos perfectamente la conclusión general a la que se puede llegar al unir las declaraciones de los expertos.

De forma general, la existencia de la inteligencia emocional no se pone en duda. Pero, justo ahora, no contamos con métodos confiables y sencillos con los que medirla. Un detalle que no se aborda con frecuencia en la actualidad y por el que, incluso en estos momentos, no tenemos una forma fiable de cuantificarla, incluso cuando sabemos que existe.

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