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Viendo nacer una supernova: La Historia de una explosión en forma de aceituna

Científicos lograron observar por primera vez la geometría real de una explosión estelar y abren una nueva ventana al estudio de la muerte de las estrellas.

Viendo nacer una supernova: La Historia de una explosión en forma de aceituna

Por primera vez, la humanidad ha sido testigo de la forma real que adopta la explosión de una estrella masiva en el instante exacto de su muerte. Este logro sin precedentes fue posible gracias a la observación de la supernova SN 2024ggi, un fenómeno que ha comenzado a cambiar nuestra comprensión sobre cómo mueren las estrellas.

El evento tuvo lugar en la galaxia NGC 3621, ubicada en la constelación de Hydra, a unos 22 millones de años luz de la Tierra, una distancia relativamente corta en términos cósmicos. La estrella protagonista era una supergigante roja, entre 12 y 15 veces más masiva que el Sol y unas 500 veces más grande. Si estuviera en el centro de nuestro sistema solar, su superficie alcanzaría más allá de la órbita de Marte.

Cuando una estrella de este tipo agota su combustible nuclear, la gravedad vence la presión interna que la sostenía, provocando un colapso súbito. El núcleo se comprime en una estrella de neutrones y las capas externas rebotan violentamente, generando una onda de choque que atraviesa la superficie estelar y libera una cantidad descomunal de energía. Este instante fugaz, conocido como shock breakout, es el verdadero nacimiento de una supernova y dura apenas unas horas.

Observar ese momento preciso fue una carrera contra el tiempo. El 10 de abril de 2024, los sistemas de alerta detectaron la supernova, y el astrónomo Yi Yang actuó de inmediato junto a su equipo. En menos de 26 horas, lograron apuntar el Very Large Telescope (VLT), en Chile, hacia el fenómeno. De haber tardado solo un día más, la oportunidad se habría perdido, pues la forma inicial de la explosión habría quedado oculta por el material eyectado.

A pesar de que desde la Tierra la supernova se veía como un simple punto de luz, los científicos pudieron deducir su forma utilizando una técnica llamada espectropolarimetría, que mide la polarización de la luz. Si una explosión es perfectamente esférica, la luz emitida no presenta polarización neta; pero si la fuente es asimétrica, se detecta una firma distintiva. Gracias al instrumento FORS2 del VLT —único en el hemisferio sur con la precisión necesaria—, se reveló que la explosión tenía una forma alargada y achatada, similar a una aceituna.

Este descubrimiento respalda las teorías que proponen que las supernovas son impulsadas por neutrinos, partículas subatómicas que calientan de manera irregular el interior estelar, generando una explosión con un eje preferido en lugar de una esfera perfecta. A medida que la onda se expandía, la forma se fue aplanando, pero mantuvo su simetría axial, una pista clave sobre los mecanismos físicos que operan en este tipo de explosiones.

La observación de SN 2024ggi representa un hito histórico:

  • Es la primera vez que se observa directamente la forma inicial de una supernova.
  • Confirma y afina teorías sobre la física interna de las explosiones estelares.
  • Y demuestra el poder de la colaboración internacional, la rapidez de acción y la curiosidad humana para desentrañar los misterios del universo.

Como destacó el astrónomo Ferdinando Patat, coautor del estudio, este hallazgo es un recordatorio de que “la curiosidad, la cooperación y la acción inmediata pueden revelar los secretos más profundos de la física que gobierna el cosmos”.

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Con información de ESO (European Space Observatory), Space, Science News y SciTech Daily.

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