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El Imparcial / Tecnología / NASA

Voyager-1 reanuda el envío de datos legibles desde el espacio profundo

La reciente interrupción en las operaciones de Voyager-1 se atribuyó a un chip corrupto.

Fotografía de la sonda Voyager-1.

La sonda Voyager-1, el objeto más lejano alcanzado por la humanidad, ha vuelto a comenzar a transmitir información comprensible de nuevo a la Tierra tras un prolongado paréntesis de enviar datos ininteligibles, anunció la agencia espacial estadounidense, cita la BBC.

Después de haber viajado por el cosmos durante 46 años, la sonda de la NASA encontró un fallo informático el pasado noviembre, lo que dejó sus datos incomprensibles. Sin embargo, los ingenieros han rectificado con éxito el problema, marcando un hito significativo en su misión en curso.

Acompañando a estas naves, dos discos fonográficos bañados en oro, titulados "Sonidos de la Tierra", fueron meticulosamente curados por la NASA bajo la guía de Carl Sagan y su comité.

En la actualidad, Voyager-1 está transmitiendo exclusivamente datos relacionados con la salud de sus sistemas a bordo. No obstante, se están llevando a cabo esfuerzos concertados para restablecer la funcionalidad de sus instrumentos científicos, permitiendo la reanudación de la transmisión de valiosos datos científicos.

Situada a más de 24 mil millones de kilómetros (15 mil millones de millas) de distancia de la Tierra, las señales de radio de Voyager-1 requieren asombrosas 22.5 horas para atravesar el vasto espacio y llegar a nuestro planeta.

¿Qué dijo la NASA?

La NASA transmitió en un comunicado: “La sonda Voyager-1 está devolviendo datos utilizables sobre la salud y el estado de sus sistemas de ingeniería a bordo. El siguiente paso es habilitar la nave espacial para comenzar a devolver datos científicos nuevamente”.

Lanzada en 1977 con una misión principal de explorar los planetas exteriores de nuestro sistema solar, Voyager-1 ha superado desde entonces sus objetivos iniciales, aventurándose más allá de la heliosfera hacia el espacio interestelar, donde se encuentra con los restos cósmicos y los campos magnéticos emanados de estrellas distantes.

La reciente interrupción en las operaciones de Voyager-1 se atribuyó a un chip corrupto, que impedía su capacidad para acceder a segmentos cruciales de código de software necesarios para la transmisión de datos. Sin embargo, al reasignar el código afectado a ubicaciones alternativas dentro de la memoria de la sonda, los ingenieros resolvieron con éxito el problema, restaurando la funcionalidad de la nave espacial.

Impulsadas por generadores termoeléctricos de radioisótopos (RTGs) alimentados por plutonio en descomposición, las Voyagers continúan su viaje a través del espacio, aunque con una producción de energía cada vez menor cada año que pasa. Aunque su longevidad sigue siendo incierta, los ingenieros han ideado consistentemente estrategias innovadoras para prolongar su vida útil operativa.

Mientras tanto, Voyager-2, la nave espacial compañera de Voyager-1, se encuentra ligeramente detrás, manteniendo una trayectoria similar a través del cosmos. A pesar de viajar a velocidades que superan los 15 kilómetros por segundo (9 millas/s), pasarán decenas de miles de años antes de que cualquiera de las sondas espaciales encuentre otra estrella.

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