Rubén Aguilar

No es la primera vez que el Presidente, de manera pública y abierta, señala que los grupos del crimen organizado lo “respetan”, para él eso es algo importante y quiere que lo sepa la sociedad.

En lo que va del sexenio de Andrés López Obrador se han cometido 185 mil 086 homicidios dolosos, un promedio diario de 95 y un asesinato cada 15 minutos.

En el pasado que López Obrador descalifica, con discursos y sin datos, los cinco sexenios anteriores tuvieron niveles de homicidios dolosos menores a los que tiene en el presente, bajo su mandato.

Según distintas fuentes todos los años, a pesar de las deportaciones, logran ingresar a Estados Unidos entre 100 mil y 200 mil mexicanos sin papeles.

La percepción de inseguridad se ha mantenido más o menos estable a lo largo de los últimos tres años.

Este tipo de violencia político-electoral incluye amenazas, asesinatos, ataques armados, desapariciones y secuestros. Es utilizada por el crimen organizado para influir en la vida política de estados y municipios.

Los académicos especializados en el tema de la violencia y las consultoras privadas de seguridad coinciden en señalar que el proceso electoral de 2024 será el más violento en la historia reciente del País.

Aunque el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, diga que la tortura se ha terminado en México con la llegada de su Gobierno esta sigue estando presente y en un número mayor o igual que el Gobierno anterior.

La estrategia de seguridad diseñada por el presidente López Obrador, que se sintetiza en “abrazos y no balazos” y no “usar la fuerza pública porque genera más violencia”, abre el espacio para mayores agresiones a los militares.

De enero de 2018 a febrero de 2024 han sido atacadas 113 familias de políticos por parte del crimen organizado, según la investigación “Votar entre balas” de la organización Data Cívica.

Entre el 98% y el 94% de quienes realizan las desapariciones permanecen impunes, y nunca son llevados a la justicia. En México desaparecer a alguien no tiene ninguna consecuencia.

Cuando el crimen organizado asesina candidatos manda un mensaje claro y poderoso, para que todos los políticos pongan atención y escuchen.

La violencia y los asesinatos en las elecciones no se pueden aceptar y la sociedad no puede asumir que se trata de algo que forma parte “normal” de las contiendas electorales.

En particular los adultos mayores, asumen como verdad que si votan a otro partido que no sea Morena van a perder los programas sociales que ahora reciben.

El gobierno federal no ha revelado un mapa de riesgo electoral, dejando un vacío que algunas organizaciones han llenado con sus propios análisis.